Eritrea, al borde de una catástrofe humanitaria

Crisis alimentaria y persecuciones religiosas devastan a la población

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KÖNIGSTEIN/ASMARA, jueves, 26 marzo 2009 (ZENIT.org).- Eritrea está al borde de la carestía y miles de personas atraviesan las fronteras para huir del hambre y de las persecuciones. Así lo ha denunciado Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), en un comunicado en el que advierte que la situación podría provocar una «catástrofe humanitaria» en el país y en todo el Cuerno de África.

Eritrea está atravesando una grave crisis económica, empeorada aún más por los controles cada vez más estrictos y por los abusos contra los derechos humanos contra los llamados «disidentes», especialmente contra grupos religiosos.

Tras un reciente Informe del Departamento de Estado Norteamericano, fuentes de la región describen al país como atrapado por la crisis alimentaria, con un Gobierno que impide a la población acceder a los recursos fundamentales.

Los testimonios, cuyos autores no pueden ser revelados por motivos de seguridad, afirman que las autoridades han bloqueado el reparto de alimento de una región del país a otra, han prohibido los mercados de cereales al abierto, e inspeccionan casa por casa buscando productos «obtenidos ilegalmente».

«Eritrea está de rodillas en términos de producción alimentaria», afirma uno de los informes recibidos por AIN, subrayando la gravedad de la escasez de cosechas a causa de la sequía.

Se está llegando a la destrucción y al completo aislamiento del país», añade el informe, que acusa al Gobierno de rechazar las ayudas externas a pesar de que son «desesperadamente necesarias».

Muchos habitantes de Eritrea se refugian en el sur, en Etiopía, donde AIN está ayudando a los casi 20.000 refugiados que han sido alojados en dos campos en la zona septentrional del país. Al respecto, la asociación subraya la necesidad de contar con medios de transporte para llevar alimentos, a través de las montañas, a estos campos.

«Podemos sólo imaginar la pesadilla que está viviendo Eritrea –afirma un portavoz de AIN–. La población necesita urgentemente nuestras oraciones y nuestro apoyo».

AIN alerta también contra el aumento de los abusos contra los derechos humanos en este país, especialmente contra los cristianos.

Según el informe estadounidense sobre los derechos humanos en el país, las fuerzas de seguridad han utilizado la esclavitud, la exposición al calor y los malos tratos para castigar a personas arrestadas por sus convicciones religiosas, para obligarlas a firmar declaraciones renegando de su fe. A veces han sido encerradas en contenedores metálicos subterráneos.

Aunque la Iglesia católica es uno de los cuatro grupos religiosos aprobados por el Gobierno, el año pasado fueron expulsados de Eritrea cerca de una docena de sacerdotes y religiosas, en muchos casos sin advertencia previa. En junio de 2008, el Gobierno se incautó de las propiedades de la Iglesia católica.

Las organizaciones para los derechos humanos y los grupos religiosos se han expresado de modo cada vez más contundente contra los llamados «crímenes contra la humanidad» por parte del régimen del presidente eritreo Isaias Afewerki.

El patriarca Antonios, cabeza de la Iglesia ortodoxa eritrea, el grupo religioso principal del país, fue puesto bajo arresto domiciliario y a principios de 2007, Dioskoros Mendefera fue anunciado como su sucesor en un nombramiento considerado por muchos como presionado por el Gobierno.

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ZENIT Staff

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