¿Es la homosexualidad activa compatible con la enseñanza cristiana?

Un tema que divide a los grupos protestantes de Estados Unidos

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31 mar 2001 (ZENIT.org).- Los conflictos sobre la ordenación de ministros homosexuales y sobre si las parejas del mismo sexo podrían recibir el reconocimiento de su unión, está provocando un agudo debate en muchas Iglesias protestantes de Estados Unidos. Una de las afectadas es la Iglesia Anglicana. A nivel global, la Comunión Anglicana ha rechazado la homosexualidad, pero en Estados Unidos, no todos en la Iglesia Episcopaliana, como se llama allí a los anglicanos, siguen la doctrina establecida.

Representantes de las iglesias que forman la Comunión Anglicana celebraron recientemente una reunión para tratar el asunto y evitar una división pública sobre el tema.
Según el New York Times (3 de marzo), algunos líderes anglicanos se sienten perturbados por el hecho de que, en Estados Unidos, algunos obispos episcopalianos han ordenado sacerdotes a homosexuales y lesbianas que no observan el celibato. El año pasado, esto causó una reacción por parte del arzobispo Emmanuel Kolini de Ruanda, en Africa del Este, y del arzobispo Moses Tay, de Asia Sudoriental. Consagraron a dos sacerdotes episcopalianos como obispos y los pusieron al frente de una nueva misión en Estados Unidos. Desde entonces, unas 20 parroquias conservadoras se han unido al nuevo grupo, tras romper sus vínculos con la Iglesia Episcopaliana.
La Iglesia Episcopaliana secunda la posición oficial anglicana que considera las relaciones entre personas del mismo sexo como erróneas. De cualquier modo, como informó luego la agencia «Associated Press» (8 de marzo), los líderes anglicanos presentes en la reunión declinaron emprender ninguna acción contra estas diócesis de Estados Unidos donde los homosexuales están siendo ordenados.

La reunión acabó con sólo un comunicado animando a estudiar, debatir y orar sobre el tema. También prometieron «tratar de evitar acciones que podrían dañar la credibilidad de nuestra misión».
La iglesia estaba bastante dividida sobre la cuestión de la aprobación de las uniones homosexuales, durante la Convención general de la Iglesia Episcopaliana -el pasado mes de julio- en Denver. Aunque los episcopalianos votaron por escaso margen contra una resolución que buscaba el reconocimiento de los matrimonios del mismo sexo, aprobaron otra favorable a proporcionar «el apoyo de la oración, ánimo y cuidado pastoral» a las parejas heterosexuales y homosexuales que viven fuera del matrimonio.
Queda la cuestión de si quienes están insatisfechos por la falta de actuación contra aquellos que permiten las prácticas homosexuales dentro el ministerio anglicano, estarán contentos con la última decisión. Ya en noviembre del año pasado, un grupo internacional de obispos de Kenia, Uganda, Congo y Australia celebraron un servicio de confirmación en Filadelfia para 70 personas. Como informaba «Associated Press» (27 de noviembre) los obispos estaban acompañados de unos 700 devotos, y delegados enviados por obispos estadounidenses.

En la Conferencia de Lambeth de 1998, el 82% de los obispos anglicanos del mundo votaron contra la aprobación de la práctica homosexual. Pero el presidente de «Integrity», grupo de presión gay, el reverendo Michael Hopkins de Glenn Dale, Maryland, piensa que el consenso ha menguado desde entonces, según una declaración hecha a AP el pasado 16 de marzo. En Estados Unidos, Hopkins confía que la próxima convención de la Iglesia Episcopaliana, en 2003, moverá más allá la situación actual, y aprobará formalmente los rituales para personas del mismo sexo.

En cuanto al caso de las ordenaciones de sacerdotes, Hopkins dice: «no vemos la necesidad de ninguna legislación… Es una situación de hecho».
Estima que entre un cuarto y un tercio de las diócesis episcopalianas ya admiten abiertamente sacerdotes homosexuales y lesbianas.

Metodistas en conflicto

El asunto está también en discusión en la Iglesia Metodista. Según informaba el «Chicago Tribune» (7 de diciembre), un ministro metodista, el reverendo Gregory Dell, volvió al servicio activo el pasado julio al finalizar la suspensión de un año por sus ceremonias de unión de parejas gay. La Iglesia Metodista ha prohibido el reconocimiento de estas uniones, pero la suspensión no ha detenido a Dell.

Para evitar problemas, Dell está ahora organizando la unión de homosexuales fuera de la propiedad de la iglesia. Aunque Dell está presente, no casa a las parejas. Son ellas las que se unen efectivamente intercambiando sus promesas, sin su ayuda. Posteriormente se celebra un servicio religioso en la iglesia de Dell, en Chicago, con familiares y amigos de la pareja, para celebrar la unión.

Dell, que fue suspendido el año pasado por llevar a cabo un servicio de santa unión para dos hombres homosexuales, dijo que ha facilitado un puñado de matrimonios y uniones gay desde que fue adoptado el nuevo protocolo el pasado septiembre. Aunque el obispo metodista de Chicago, C. Joseph Sprague, dijo que el arreglo parece cumplir los principios de la Iglesia, un crítico de Dell calificó el nuevo modo de actuación como de «flagrante contradicción» de la condena de las uniones homosexuales por parte de la iglesia.

«Pienso que es un modo ingenioso de cómo un pastor se hace responsable de lo que sucede», dijo James V. Heidinger II, presidente y editor de «Good News», una revista evangélica metodista. «Realizar este tipo de servicio fuera, e ir dentro a celebrarlo – si la gente piensa que está actuando de acuerdo con lo que piensa la iglesia, creo que es verdaderamente una auténtica equivocación».

Según el «New York Times» (2 de enero), la Iglesia Metodista Unida tiene 8,5 millones de miembros y mantiene un amplio espectro de ideologías. Ha habido recientemente un aumento en el número de congregaciones metodistas que se oponen a la prohibición de las uniones de personas del mismo sexo, informaba el «Times».

Aunque no se han elevado quejas formales contra la iglesia, Dell admite que la política podría cambiar en el futuro; lo más probable es que ocurra en la próxima Conferencia General en 2004.

Bendición presbiteriana a parejas homosexuales

El pasado 14 de marzo se anunció el resultado de la votación de una propuesta para prohibir las bendiciones a parejas homosexuales en la Iglesia presbiteriana. La proposición fue rechazada, según AP. La decisión deja al clero libre de presidir tales ceremonias siempre que no se confundan con matrimonios. El tema había dividido a 3,6 millones de miembros de la Iglesia Presbiteriana estadounidense durante años.

La medida de prohibir las ceremonias para personas del mismo sexo fue aprobada por la asamblea nacional -el pasado junio- y enviada a las 173 legislaturas regionales para su ratificación. Se necesitaba una mayoría simple de 87 presbiterios para que se aprobara, pero el 14 de marzo solamente 63 estaban a favor y 87 se oponían, derrotando la entrada en vigor.

La llamada propuesta «Enmienda O» era un intento de dar la vuelta a la política aprobada por el alto tribunal de esta confesión en una sentencia de mayo pasado, referente a la ceremonia de bendición en la Iglesia Presbiteriana del Sur de Dobbs Ferry, Nueva York.

El tribunal dijo que la asamblea nacional de 1991 había definido el matrimonio cristiano como únicamente el que se celebra entre un hombre y una mujer, excluyendo las ceremonias entre personas del mismo sexo que son consideradas equivalentes a una boda entre heterosexuales. Pero el tribunal dijo que no se impedía al clero y a las congregaciones llevar a cabo ceremonias de bendición que no sean confundidas con bodas.

Una encuesta a miembros presbiterianos, dada a conocer por esta denominación el 2 de marzo, mostraba que el 57% respalda la prohibición de los rituales de bendición de parejas del mismo sexo. Son favorables el 61% de los ancianos laicos encuestados, pero sólo el 50% de los pastores.

El próximo con
flicto sobre la cuestión de la homosexualidad tendrá lugar en la asamblea nacional anual que se celebrará del 9 al 16 de junio, en Louisville. Unos 30 proyectos de ley para esta reunión proponen la derogación del requerimiento de que el clero y los funcionarios laicos «vivan o en fidelidad dentro de la alianza matrimonial entre un hombre y una mujer, o en castidad individualmente».

Doctrina católica

La doctrina católica sobre la homosexualidad afirma que «en ninguna circunstancia» pueden ser aprobados los actos homosexuales, según el Catecismo, nº 2357. Quienes tienen esta inclinación son invitados a vivir en castidad, nº 2359. Al mismo tiempo, la Iglesia pide que sean tratados con «respeto, compasión y sensibilidad»

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ZENIT Staff

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