Es más fácil encontrar armas que comida, denuncia el Vaticano en la ONU

Exige respetar los tratados de reducción de los instrumentos de muerte

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NUEVA YORK, jueves, 20 noviembre 2008 (ZENIT.org).- En un mundo, en el que en algunas zonas es más fácil encontrar armas que comida, la Santa Sede ha exigido en la ONU el respeto de los tratados de reducción de los arsenales.

Portavoz de la propuesta vaticana ha sido el arzobispo Celestino Migliore, nuncio apostólico y observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, al intervenir ante el Consejo de Seguridad que afrontaba el argumento: «Mantenimiento de la paz y de la seguridad internacional: reforzar la seguridad colectiva a través de la reglamentación general y la reducción de los armamentos».

«Las dramáticas consecuencias del tráfico ilícito de armas a nivel global exhortan a la comunidad internacional a redoblar su compromiso por crear nuevos mecanismos de control», declaró.

La Santa Sede, recordó el prelado, «apoya y alienta esta medida por parte de esta organización y de toda la comunidad internacional, y está dispuesta a ofrecer su propia contribución».

El arzobispo compartió la grave preocupación por los países oprimidos a causa de los conflictos, «cuya experiencia nos dice que el tráfico ilícito de armas, su acumulación y la producción ilícita son un obstáculo a la solución pacífica de las disputas, transforman las tensiones en conflictos armados y son un factor clave para su prolongación, comprometiendo gravemente la paz y el desarrollo».

La falta de reglamentación y de compromiso por reducir los arsenales «ha creado un mundo en el que es más fácil conseguir armas que comida, un techo y educación», denunció el arzobispo Migliore.

Aunque sólo se dedique una parte de los 1,3 billones de dólares estadounidenses que se gastan en armas a programas orientados a promover «el completo crecimiento social, económico y espiritual», constató, «no sólo se crearía un mundo mejor y más seguro, sino que se promovería también un nuevo respeto recíproco por la vida».

En este contexto, la delegación vaticano ha querido hacerse eco «de los centenares de miles de personas que en la República Democrática del Congo (RDC) piden justicia, paz, seguridad y la posibilidad de vivir dignamente en su propia tierra».

«La Santa Sede condena firmemente las masacres que se cometen ante los ojos de la comunidad internacional en la RDC y pide a todos los esfuerzos para acabar con esta tragedia humana», concluyó.

Por Roberta Sciamplicotti

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ZENIT Staff

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