Es necesario reglamentar la globalización, asegura Juan Pablo II

Pide aumentar su democratización y promover la transparencia política

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DEL VATICANO, 2 mayo 2003 (ZENIT.org).- El problema no es la globalización, sino la falta de mecanismos efectivos que le den una dirección adecuada, considera Juan Pablo II, por lo que propone «la constitución de una nueva organización de toda la familia humana».

El pontífice afrontó la candente cuestión de «El gobierno de la globalización» al reunirse este viernes con unos setenta científicos, literatos, fiólosofos, economistas, sociólogos, juristas, de todo el mundo, miembros de la Academia Pontificia para las Ciencias Sociales.

«El proceso por el que el capital, los bienes, la información, la tecnología y los conocimientos son intercambiados y circulan en todo el mundo con frecuencia elude los mecanismos tradicionales de regulación de control fijados por los gobiernos y los organismos internacionales», comenzó constatando.

«Los intereses particulares y las demandas del mercado predominan a menudo sobre la preocupación por el bien común. Esto puede llevar a dejar sin una protección adecuada a los miembros más débiles de la sociedad y a que culturas y pueblos enteros se vean sometidos a una lucha agotadora por la supervivencia», añadió al dirigirse a los académicos, entre los que había algún Premio Nobel de Economía.

«Por otro lado –denunció–, es inquietante ser testigos de una globalización que exacerba la condición de los necesitados, que no contribuye lo suficiente a resolver las situaciones de hambre, de pobreza, de desigualdad social, dejando de salvaguardar el ambiente natural».

«Estos aspectos de la globalización pueden llevar a reacciones extremas que conducen al nacionalismo a ultranza, al fanatismo religioso e incluso a acciones terroristas», explicó.

«Por tanto –indicó–, no hay duda de la necesidad de encontrar orientaciones que pongan con firmeza la globalización al servicio del auténtico desarrollo humano –el desarrollo de cada persona y de toda la persona– en el pleno respeto de sus derechos y de su dignidad».

«El auténtico éxito de la globalización se medirá por la posibilidad de que cada persona disfrute de los bienes básicos como son la comida y la casa, la educación y el empleo, la paz y el progreso social, el desarrollo económico y la justicia», afirmó.

Pero «este objetivo –reconoció– no se puede alcanzar sin la guía de la comunidad internacional y sin la reglamentación adecuada por parte del sistema político mundial».

Por ello, aseguró, es el momento «en el que todos deben colaborar en la constitución de una nueva organización de toda la familia humana una organización que debería ser capaz de responder a las nuevas exigencias de un mundo globalizado».

«Esto no significa crear un «super-Estado global» –advirtió–, sino seguir los procesos ya en curso para aumentar la participación democrática y promover la transparencia y la responsabilidad políticas».

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación