Escrivá de Balaguer, testigo del cariño de Dios

Entrevista con monseñor Capucci, postulador de la Causa de canonización

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ROMA, 21 diciembre 2001 (ZENIT.org).- En un mundo apoderado por la incertidumbre y el temor propios del escenario internacional, la próxima canonización del beato Josamaría Escrivá de Balaguer comunica a cada hombre y mujer el inmenso cariño de Dios.

Lo afirma en esta entrevista concedida a Zenit monseñor Flavio Capucci, sacerdote postulador de la causa de canonización del beato fundador del Opus Dei.

–Zenit: Después del milagro que Juan Pablo II reconoció este jueves como atribuido a la intercesión del beato Escrivá, ¿asistiremos a su canonización en el 2002, año del centenario de su nacimiento?

–Monseñor Capucci: Sobre esa posibilidad tengo mis reservas. El reconocimiento del milagro no quiere decir que automáticamente se declare la fecha de la canonización. Hay otro paso previo, la convocatoria de un consistorio por parte del Papa, que suele celebrarse después de unos meses. Es ahí donde la Santa Sede comunica qué canonizaciones se van a celebrar y las fechas respectivas. Así que no sé si será en el 2002, aunque tengo buenas esperanzas…

–Zenit: Al presentar a un cristiano como santo, la Iglesia le propone como modelo universal de vida. ¿Cuál es la virtud que testimonió particularmente Escrivá de Balaguer?

–Monseñor Capucci: Todos los santos tienen una virtud que sobresale: la caridad, el amor de Dios, raíz de su heroísmo cristiano. En el beato Josemaría, la caridad recibe una flexión muy original: al predicar la santificación de lo humano, de la vida diaria, las virtudes teologales reciben una flexión humanísima. La fe, de este modo, es seguridad, es confianza; la esperanza es audacia, es optimismo; y la caridad es cariño. Él no podía concebir la caridad sobrenatural sin el cariño. Es amistad, lealtad que se convierte, por don de Dios, en la creación de un clima de familia.

Es un cristianismo que no tiene nada de rígido, sino que está cargado de valores afectivos, espontáneo, simpático, atrayente.

–Zenit: No es la imagen que suelen dar aquellos medios de comunicación que critican al Opus Dei…

–Monseñor Capucci: La verdad es que lo que más se recuerda de Escrivá es su paternidad espiritual: se le percibía como una persona muy cercana y que te quería mucho. Sólo gracias a esta paternidad espiritual me explico yo la explosión universal de la devoción privada al beato Josemaría. Uno percibe en la mirada, en las fotos, algo que le atrae, algo que le hace simpático el cristianismo. Esto explica también el que yo, hasta la fecha, haya recogido documentación de más de treinta curaciones milagrosas… Es algo que, como postulador, he tocado con la mano en muchísimos países.

–Zenit: Juan Pablo II ha dado el vía libre a la declaración de la santidad del fundador del Opus Dei en un contexto histórico particular, en el que parecen reinar el miedo y la incertidumbre tras los atentados terroristas del 11 de septiembre. Para el creyente no hay casualidades. ¿Qué opina?

–Monseñor Capucci: En una época en la que la cultura parece atravesada por ese miedo, en la que paradójicamente se extiende también la relación del hombre con Dios, parece que a veces tenemos miedo de Dios. Miedo a complicarse la vida, a salir de sí mismo, a renunciar a unas costumbres… El beato Josemaría hizo de la filiación divina el fundamento del espíritu del Opus Dei. Tratamos a Dios como un padre cariñosísimo. La confianza es la característica más tangible en el espíritu, y en la formación de la Obra. Quizá esto es una respuesta a las crisis contemporáneas.

–Zenit: Para el Opus Dei en general y para cada uno de sus miembros en particular, ¿qué significa este reconocimiento y la futura canonización?

–Monseñor Capucci: Ahora vamos a celebrar el centenario de su nacimiento. Se trata de una llamada, particularmente subrayada en caso de que se dé la canonización, a la fidelidad.

–Zenit: El Opus Dei, ¿es ahora más «obra de Dios» que antes?

–Monseñor Capucci: [Risas…] En fin, estoy de acuerdo. Pero es una llamada a la fidelidad, a llevar a la vida personal sus enseñanzas…

–Zenit: El ambiente en que ha tenido lugar el reconocimiento del milagro es muy diferente al de la beatificación, en 1992. En aquella ocasión, se publicaron muchos artículos contra aquel reconocimiento. ¿Qué ha pasado?

–Monseñor Capucci: No lo sé. Ante todo es la consecuencia del paso del tiempo: son diez años. Muchas cosas oscuras se han aclarado.

Las críticas venían fundamentalmente de la constatación de la rapidez con la que había llegado la beatificación. Yo solía contestar que ésta es la primera causa que se abría y se concluía bajo la reforma de Juan Pablo II y que en el futuro habría que esperar que otras causas más sencillas, más breves, se realizaran en menos tiempo. Y los hechos me han dado la razón. Ha habido muchas causas que se han concluido en un tiempo muy breve. Por tanto, el conocimiento de la materia ha ido aguando las críticas.

Por otra parte, creo que la verdad se ha abierto camino. Quizá nos hemos dado cuenta de que el beato Josemaría no puede ser tomado como símbolo de una postura ideológica, que nace de una sensibilidad que ahora ha cambiado. Se le pinto como símbolo del conservadurismo, como representante del franquismo…

–Zenit: Y, ¿no es así?

–Monseñor Capucci: Escrivá es ante todo un hombre de Iglesia. Fundó el Opus Dei para servir a la Iglesia y no a una facción… Creo que esto se va viendo cada vez más claramente. Para mí, que soy italiano, y que le conocí desde que yo tenía 18 años, eso de que Escrivá era franquista es algo que no tiene sentido.

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ZENIT Staff

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