España: Mons. Carlos Osoro toma posesión como arzobispo de Madrid

Sustituye al cardenal Rouco Varela. El vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española pide ‘transformaciones profundas’ en un sistema ‘injusto e inhumano’

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Monseñor Carlos Osoro Sierra ha tomado posesión este sábado como nuevo arzobispo de Madrid en una ceremonia solemne que ha comenzado a las 12 horas en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena, y a la que han asistido cientos de fieles, autoridades y más de 60 obispos.

Tras unas palabras del cardenal Rouco Varela y del Nuncio, el canciller secretario del Arzobispado ha leído las Cartas Apostólicas con el nombramiento de Mons. Osoro como arzobispo de Madrid. En ese momento, el ya arzobispo ha tomado posesión de su sede episcopal y, tras un fuerte aplauso de los asistentes, ha recibido el ‘besamanos’ de una representación de sus nuevos diocesanos.

El nuevo arzobispo madrileño ha llegado a la Catedral en coche sobre las 11,45 horas y ha hecho su entrada por la Plaza de la Almudena, donde se han colocado unas 3.000 sillas y tres pantallas de televisión para que los fieles que no han podido acceder al interior del templo puedan seguir la ceremonia.

Mons. Osoro ha llegado acompañado por el nuncio apostólico, el arzobispo italiano Renzo Fratini, y ha sido recibido a pie de coche por el canónigo responsable del templo. A continuación, ha subido las escaleras de acceso y el Nuncio de Su Santidad ha presentado al nuevo arzobispo.

Una vez allí, ha sido recibido por su predecesor, el cardenal Antonio María Rouco Varela, y los obispos auxiliares de Madrid, monseñor Fidel Herráez, monseñor César Franco y monseñor Juan Antonio Martínez Camino, además de por los miembros del Cabildo.

<p>Acompañado por los canónigos, el arzobispo de Madrid se ha dirigido en procesión por la nave central, hasta la Capilla del Santísimo, donde ha rezado durante unos segundos.

Después se ha desplazado hasta la Sacristía Mayor, para revestirse. En ese momento ha dado comienzo la solemne ceremonia, con la procesión de entrada, en la que Mons. Osoro ha sido acompañado por el Nuncio, el cardenal Rouco, más de 60 concelebrantes entre cardenales, arzobispos y obispos de toda España, y un millar de sacerdotes.

También le han seguido los miembros del Colegio de Consultores, vicarios episcopales, miembros del Cabildo Catedral de Madrid, vicarios episcopales y miembros del Cabildo de las diócesis vinculadas con el nuevo arzobispo: Santander, donde nació, Orense, Oviedo y Valencia, donde ha ejercido su ministerio episcopal como obispo y arzobispo, respectivamente.

Tras la toma de posesión canónica, Mons. Carlos Osoro ha presidido la celebración eucarística. En su homilía, el actual vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha tachado el sistema que rige la sociedad actual de «injusto» e «inhumano» y ha pedido «transformaciones profundas» a favor de los que sufren.

«Quien tiene relación con los hombres no puede aceptar un mundo donde tantos sufren y están privados de lo necesario pues nos desvela un sistema que no es justo, que es inhumano. Son necesarias transformaciones profundas y estoy convencido de que la fe y el amor, vividos con la intensidad y la fuerza que viene de Jesucristo, producen una cultura de la justicia, del encuentro y eliminan la exclusión», ha subrayado.

Mons. Osoro ha enviado una palabra «de aliento y esperanza» para «tantas familias que sufren aún la lacra del paro o que experimentan en sus miembros la enfermedad, la soledad o un sinfín de problemas», para los emigrantes que buscan en Madrid «un futuro mejor» y los ancianos.

Ante un mundo con una «maraña de problemas», el arzobispo de Madrid se ha dirigido a todos los cristianos para decirles que les «necesita» para intentar «cambiar el mundo». «Frente a la impotencia que muchas veces sentimos ante realidades que están junto a nosotros, ¿tiene sentido tratar de cambiar todo esto? Claro que vale la pena», ha exclamado.

En todo caso, ha puntualizado que para lograrlo no basta con ser «buenos y generosos» sino que hay que ser «audaces, inteligentes, capaces y eficaces».

En este sentido, ha sugerido hacer una «globalización del corazón» y no de la indiferencia y crear «una cultura del encuentro» de forma que los proyectos se lleven a cabo desde esta y no desde «la confrontación, la falta de acuerdos ni desde el conflicto». Asimismo, ha invitado a pasar de una pastoral de «mera conservación» a otra «decididamente misionera».

También ha advertido de que «ni la opresión, ni la vejación, ni la explotación, ni la usura, ni el robo de lo que pertenece al otro, tiene vigencia en quien ha sido alcanzado por Jesuicristo» que debe, por el contrario, «escuchar, tener compasión, amar y acercarse al otro».

Además, ha pedido «no defraudar a los hombres en este momento de la historia» de forma que tengan «las puertas abiertas de la Iglesia, para que puedan percibir la misericordia de Dios, que no están solos y abandonados» porque, tal y como dijeron los papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, la Iglesia debe ser reconocida «por encima de cualquier otro aspecto, como la casa de la misericordia».

Según ha precisado, la Iglesia escucha a todos los hombres y siente «una preocupación especial por quienes están más abandonados y excluidos, por los más pobres» y por los no creyentes.

Por otro lado, ha propuesto «audacia y valentía» para que la Iglesia sea «casa de comunión» y conserve «la unidad». «Tenemos una sola fe, una sola vida sacramental, una única sucesión apostólica, una misma esperanza y la misma caridad. Somos una única familia», ha insistido, al tiempo que ha precisado que «nadie sobra».

Finalmente, Mons. Carlos Osoro se ha dirigido a los jóvenes a los que ha pedido que se «revelen» contra «la civilización del egoísmo y del descarte, que considera a la persona un medio y no un fin». Además, ha anunciado que mantendrá encuentros con la juventud los primeros viernes de cada mes a las 22 horas en la Catedral.

Por su parte, el Nuncio ha recordado al arzobispo de Madrid la invitación del papa Francisco de no caer en el «pesimismo», de «vencer la fragmentación» e ir hacia la «unidad» y le ha deseado que su nueva misión esté colmada de «frutos», tras su «prometedora» experiencia en las diócesis anteriores.

También ha citado las palabras del Pontífice con motivo del reciente Sínodo sobre la familia para subrayar que el cometido de los obispos es «cultivar la viña del Señor» con «libertad y humilde creatividad» y que en este ministerio «no hay nada más importante que introducir las personas a Dios».

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ZENIT Staff

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