España: otra profanación en la diócesis de Almería

Misa en desagravio por el último acto vandálico en Las Salinas

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ALMERÍA, lunes 21 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- En el caso de Madrid, la profanación de la capilla universitaria de la Complutense tenía una clara conexión con la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, por las reivindicaciones feministas de algunas de las participantes, los textos que leyeron y el lesbianismo representado por dos jóvenes.

En torno a la misma fecha del 8 de marzo, se produjo otra profanación en la iglesia de Las Salinas de Almería, aunque al parecer obra de gamberros. Sin embargo el incidente se produjo por los obstáculos de las autoridades a la rehabilitación de este lugar de culto.

Durante el tiempo de cuaresma se están celebrando misas de desagravio en todas las parroquias de la diócesis de Almería, como es preceptivo en estos casos, aunque lo ignoren algunos medios que reaccionaron a la extraordinaria acogida de la misa de la Complutense.

La iglesia de Las Salinas está gravemente dañada desde hace años y, aunque el Obispado ha querido poner remedio, le ha sido impedido por las autoridades.

Ahora, las pinturas con presuntas referencias diabólicas de algunos desalmados cubren el suelo y las paredes de este pequeño lugar de culto frente al mar. Aparecieron numerosos símbolos y figuras con referencias diabólicas. Parece, decían los medios de comunicación, que hubieran celebrado una misa negra, supuestos ritos para invocar al demonio que atemorizan a los vecinos del lugar.

Sin embargo, expertos en satanismo analizaron las inscripciones y no veían coherencia, por lo que creen que más se trata de gamberradas y nuevos actos vandálicos contra esta iglesia, cerrada al culto por su evidente peligrosidad.

El Obispado de Almería emitió el 8 de marzo una nota en la que lamentaba profundamente, condenaba, y denunciaba sin paliativos y con contundencia «el acto bárbaro y la profanación sin sentido llevado a cabo contra la iglesia de Las Salinas de Cabo de Gata».

«Se trata de un acto vandálico –añade la nota- que hiere la conciencia religiosa y el sentido común de cualquier persona civilizada, y constituye por sí mismo un atentado gratuito contra un espacio sagrado para la fe católica».

El Obispado de Almería hace varias observaciones al respecto. En primer lugar, afirma, «es público que en la actualidad este Obispado ha estado a la espera de la concesión de la autorización preceptiva de la Delegación de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, para comenzar de inmediato la rehabilitación de esta histórica iglesia, que pertenece al panorama paisajístico de Cabo de Gata y sirve de referente y símbolo de identificación del bello paraje. Esta autorización ha sido entregada al arquitecto hoy mismo a las 14 horas».

«Sin la hostilidad y el hostigamiento de quienes hasta el presente venían impidiendo la intervención del Obispado de Almería – añade la nota – para llevar a cabo la rehabilitación de la iglesia habría sido concluida hace tiempo».

El Obispado siempre ha defendido «su pleno dominio sobre la propiedad de este conjunto eclesiástico y por orden judicial se está procediendo a devolver al catastro el título de registro que nunca debió modificarse».

En segundo lugar, producidas en su día las sentencias judiciales que autorizan al Obispado de Almería a proseguir con su proyecto de rehabilitación del templo, la Vicaría episcopal para las Obras y Proyectos de Nueva Planta se mantuvo a la espera del último permiso para proceder a la rehabilitación de la iglesia.

Entre tanto, esta Vicaría Episcopal no sólo elaboró un proyecto, ya dado a conocer a la opinión pública, sino que cumplió con todos los trámites requeridos por la ley y la normativa vigente.

En tercer lugar, el consejo episcopal presidido por el obispo diocesano asignó en el día de la nota, 8 de marzo, la obra de rehabilitación a la empresa REHABITEC SL, que procederá de inmediato a la intervención en la iglesia.

Examinados por algunos expertos los destrozos realizados en el templo –subraya el Obispado–, las pintadas sin sentido llevadas a cabo en el solado y el desorden introducido en el mobiliario, «parece excluirse que se trate de un acto satánico».

Más bien, todo indica, añade, «que se trata de un acto vandálico deliberado, en cuya intención y finalidad el Obispado no quiere entrar por razones obvias».

De cualquier modo, insiste, «nadie hará desistir al Obispado de su decisión, amparada por la ley, de llevar a cabo la rehabilitación de este emblemático templo diocesano, para llevar a cabo su apertura al culto».

Los hechos vandálicos acaecidos en la iglesia de Las Salinas han sido ya denunciados por el Obispado ante el Juzgado de Guardia de Almería, en espera de la investigación de los mismos y de su carácter penal.

Es propósito del Obispado que, una vez realizada la rehabilitación, se proceda a la consagración del templo y de su nuevo altar.

Pero este no es el único acto de profanación de una iglesia católica en la diócesis del sureste del país. El 29 de diciembre de 2010, el obispo de Almería Adolfo González Montes, en la tradicional felicitación del clero al prelado, expuso algunos de los problemas surgidos y llamó particularmente la atención sobre la custodia del santísimo Sacramento de la Eucaristía.

El prelado envió a la Congregación para el Culto Divino el informe que esta solicitó sobre los robos y atentados sacrílegos sucedidos en las iglesias de la diócesis de 2007 a 2010.

«Reitero la necesidad de tomar las medidas que están canónicamente mandadas para evitar estos atentados. Nadie debe tener acceso al sagrario de una iglesia hallándose presente en su parroquia el sacerdote. Es a éste a quien corresponde entregar las sagradas formas a los ministros extraordinarios de la comunión».

«Caso diferente es el de la exposición del Santísimo sin ministro (presbítero o diácono), en que las religiosas autorizadas deben proceder con las debidas cautelas».

«En las iglesias parroquiales y oratorios de acceso público, en toda circunstancia, el sagrario debe estar bien asegurado, es decir, ‘inamovible, hecho de materia sólida no transparente, y cerrado de manera que se evite el peligro de profanación’ (CIC, can. 938 §3)», explica el obispo.

En todas las circunstancias en que se ha producido alguna acción violenta contra la reserva eucarística, se ha procedido a reparar espiritualmente el atentado cometido, conforme ordena el Código y es práctica de la piedad eucarística, pero «hemos de evitar en todo momento la falta de custodia diligente de los sagrarios».

Para mejor ordenar tanto la custodia de la reserva eucarística como el acceso a la misma con fines de culto y pastorales, la diócesis está preparando unas normas diocesanas.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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