Esperanza del Santo Padre en el desarrollo de las relaciones entre Siria y la Santa Sede

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 19 diciembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha manifestado su esperanza en el desarrollo de las relaciones entre Siria y la Santa Sede al recibir las Cartas Credenciales del nuevo embajador del país árabe, Makram Obeid.

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En su discurso entregado al diplomático, el jueves pasado, el Papa no duda en indicar en Siria su posibilidad de «ofrecer al mundo un ejemplo de coexistencia pacífica y tolerancia entre los seguidores de las diferentes religiones».

«Como usted ha indicado, Siria, desde tiempos antiguos, ha sido testigo de un gran florecimiento de civilizaciones y religiones», expresa el Papa a Makram Obeid.

De hecho la capital, Damasco, «es querida para los cristianos» pues es «el lugar del bautismo de San Pablo, tras su dramática experiencia de conversión en su viaje allí»; «y muchos grandes santos llevaron vidas ejemplares de santidad en tierra siria», apunta el Papa.

«Durante siglos ha habido relaciones armoniosas entre las comunidades cristianas y musulmanas» en Siria, reconoce.

«Le puedo asegurar -dice el Papa al embajador sirio- el apoyo de la Santa Sede en los esfuerzos que ha hecho su gobierno tanto dentro como fuera para promover el diálogo entre las religiones y las culturas».

Y es que «todos los pueblos están unidos por profunda solidaridad, y deben ser alentados a considerar sus diferencias históricas y culturales no para enfrentarse, sino para impulsar el respeto recíproco», recuerda Benedicto XVI aludiendo a su reciente discurso al Cuerpo Diplomático en Ankara (Turquía).

También la «comunidad católica en Siria» «está ansiosa por jugar su papel en la vida nacional, en cooperación con los cristianos de las distintas Iglesias orientales allí representadas», subraya.

De hecho, Siria «es ciertamente tierra fértil para el progreso en las relaciones ecuménicas», «y desearía asegurar el continuo apoyo de la Iglesia Católica en esta importante labor», expresa el Papa, recordando que en su reciente viaje a Turquía se pudo expresar públicamente «el compromiso de las Iglesias Católica y Ortodoxa para trabajar en todos los caminos hacia el objetivo de la plena y visible comunión».

Benedicto XVI muestra además su aprecio «por la reciente legislación implementada por el gobierno sirio para reconocer el estatus jurídico de las Iglesias católicas» presentes en el país, «de acuerdo con las normas de Derecho Canónico».

«Este paso es un buen pronóstico para el futuro de una creciente comprensión recíproca entre los miembros de las diferentes Iglesias y religiones en Siria», admite.

«Más aún, establece el marco de una creciente cooperación entre la Iglesia y el gobierno que facilitaría hallar una solución a divergencias, tales como la cuestión de la propiedad de la Iglesia asumida por el Estado», espera Benedicto XVI.

En su opinión, «es un signo de verdadera madurez en las relaciones que tales asuntos se puedan debatir con apertura, honestidad y respeto recíproco».

«Confío en que la noble tarea que usted inicia hoy consolide estas buenas relaciones entre la República Árabe Siria y la Santa Sede», concluye el Santo Padre en su discurso al nuevo embajador ante la Santa Sede, invocando sobre todo el pueblo sirio la bendición de Dios.

De una población cercana a los 19 millones, el 74% de los habitantes de Siria son musulmanes sunníes; los cristianos de distintas confesiones representan el 10%.

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ZENIT Staff

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