Estados Unidos: El obispo de Tucson pide urgente reforma migratoria

Dijo que la ley de Arizona refleja la frustración por la inacción federal

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WASHINGTON, viernes 23 de julio de 2010 (ZENIT.org).- El obispo Gerald F. Kicanas de Tucson, Arizona, vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, testificó ante el Congreso sobre el imperativo ético de reformar el sistema inmigratorio de Estados Unidos.

Monseñor Gerald F. Kicanas, obispo de Tucson (Arizona), habló el 14 de julio frente al Subcomité sobre Inmigración, Ciudadanía, Refugiados, Seguridad Fronteriza y Ley Internacional de la Cámara de Representantes, informa la página web de los obispos estadounidenses.

Monseñor Kicanas, cuya diócesis se extiende a lo largo de toda la frontera entre Arizona y México, dijo que es testigo diariamente de “las consecuencias humanas de nuestro fracturado sistema inmigratorio”, y añadió que “desde el punto de vista humanitario y ético, esta es una situación que debe resolverse de una manera humana e integral”.

A pesar de que a menudo los análisis que destacan el impacto económico, social o legal ignoran o minimizan este aspecto, “la inmigración es ultimadamente un asunto humanitario, ya que impacta los derecho básicos y la dignidad de millones de personas y sus familias. Como tal tiene implicaciones morales”, afirmó. “No podemos aceptar el trabajo y los impuestos de los inmigrantes sin proporcionarles al mismo tiempo protección bajo la ley”.

El obispo de Tucson reconoció que el imperio de la ley es un asunto candente en este debate.

“La Conferencia de Obispos de Estados Unidos está completamente de acuerdo en que el imperio de la ley es de suma importancia, y en que se debe pedir cuentas a aquellos que la infringen –afirmó–. Como se señala en nuestro testimonio, una reforma integral de nuestro sistema de inmigración honraría y ayudaría a restaurar el respeto por la ley al requerir a 11 millones de personas indocumentadas que paguen una multa, se pongan al día con el pago de impuestos, aprendan inglés, y se pongan al final de la cola [inmigratoria]. Creemos que esta es una pena proporcionada para la ofensa”.

También expresó que en opinión de los obispos la reforma migratoria hará más seguro al país, “liberando así tiempo y recursos para concentrarlos en aquellos que realmente vienen con la intención de hacernos daño”.

El obispo alabó los esfuerzos de los agentes de la patrulla fronteriza, tanto para detener la entrada sin autorización como para salvar vidas, pero señaló que décadas de políticas a base de medidas inmigratorias punitivas para tratar de hacer cumplir la ley actual no han resuelto los problemas migratorios ni fronterizos.

Monseñor Kicanas también hizo alusión a la controvertida ley de Arizona SB 1070.

“Creo firmemente que la aprobación de esta ley refleja la frustración de la gente de Arizona y de los estadounidenses con el Congreso por no abordar el tema de la reforma inmigratoria. El mensaje es que rompan la parálisis partidista y actúen ya”, afirmó.

Al testimonio oral acompañó un testimonio escrito más largo en el cual el obispo Kicanas realizó un resumen de las recomendaciones que la Conferencia Episcopal viene realizando desde hace tiempo con respecto a la reforma de inmigración.

Entre ellas incluye la aprobación de una reforma migratoria integral que proporcione un programa de legalización (una vía para obtener la residencia permanente) para trabajadores indocumentados en nuestro país; reforme el sistema inmigratorio basado en el empleo para que más trabajadores sin estudios puedan entrar al país y trabajar de forma segura, legal, ordenada y humana; y reduzca los tiempos de espera para la reunificación familiar en el sistema preferencial para familiares.

También un examen de los factores que “empujan” a emigrar, tales como las políticas económicas internacionales, y el establecimiento de políticas que favorezcan el desarrollo económico sostenible, especialmente en las comunidades de origen.

Otro punto es la aprobación, dentro de la legislación de reforma, de las propuestas de ley para trabajadores agrícolas inmigrantes (Agricultural Jobs Opportunity, Benefits, and Security Act) de 2009, conocida como “AgJobs”, y para inmigrantes menores de edad  (Development, Relief, and Education for Alien Minors Act), conocida como “DREAM Act”.

También pide que se adopten políticas migratorias que protejan las fronteras, y que al mismo tiempo prevengan el abuso y la muerte de los inmigrantes y aseguren que sus derechos básicos y su dignidad humana sean protegidos.

Deben incluirse también, afirma, los elementos necesarios en la legislación para que cualquier reforma inmigratoria sea  implementada de forma eficiente, incluyendo tomar las medidas necesarias para preparar al Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) para la implementación de cualquier nuevo programa, así como  otorgar los fondos necesarios para tal implementación.

El testimonio del obispo de Tucson incluyó asimismo una lista de los numerosos beneficios que se derivarían de un programa de legalización así como un repaso de algunos aspectos que la Iglesia encuentra problemáticos.

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ZENIT Staff

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