Eugenesia: el regreso de una vieja ideología

Selección genética y control demográfico de los pobres

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ROMA (Redacción central), 25 nov (ZENIT.org).- Hace algunos días, el más
alto tribunal francés de apelación respaldó la idea del aborto selectivo
para los niños minusválidos. La BBC informaba (17 noviembre) que Nicolas
Perruche nació sordo, parcialmente ciego y con minusvalía mental, en 1983,
después de que un doctor y un laboratorio médico se equivocaran en
comprobar si su madre había contraído la rubéola durante el embarazo.

Sus padres, Josette y Christian Perruche, dijeron que el fallo en el
diagnóstico de la enfermedad afectó a su hijo en el útero y les impidió
optar por el aborto. Los tribunales ya habían decidido que los doctores
habían cometido un error. El equipo médico creyó equivocadamente que ella
estaba ya inmunizada contra la rubéola.

Sin embargo, los padres han ganado ahora una nueva apelación por la que
piden una compensación basándose en que los doctores y el laboratorio
médico podrían haber evitado el nacimiento. La BBC citaba a la madre del
chico diciendo: «¿Usted cree que mi hijo habría deseado vivir de verdad si
hubiera sabido que tendría todas estas minusvalías?».

Entre quienes han expresado interés sobre la decisión se encuentra Segolene
Ayme, una genetista que trabaja con parejas con enfermedades congénitas.
Afirmó: «Esto impulsará a mis colegas a decidir más a menudo a acabar con
embarazos cuando no estén seguros del estado de salud del niño. Y es una
situación muy común».

Según «The Times» (18 noviembre) la sentencia fue denunciada por el
principal grupo pro-vida de Francia por considerar que es un peligroso
precedente que crea «eugenesia institucional». El tribunal ha dicho
«implícitamente a todos los minusválidos que su vida vale menos que su
muerte», indicó la Alianza por el Derecho a la Vida.

Mentalidad eugenésica
El término eugenesia es usado para describir el movimiento que trata de
mejorar la raza humana impulsando a los sanos y materialmente acomodados a
tener hijos, mientras que al mismo tiempo presiona al resto de la población
a tener muy poca o ninguna descendencia. El término fue acuñado por el
científico inglés Francis Galton, hacia finales del siglo pasado, y la
ideología eugenésica se expandió rápidamente.

Desde el principio el prejuicio racial formó parte integrante de la
mentalidad eugenésica y fue también un elemento clave en los programas de
quienes iniciaron la planificación familiar y el aborto legalizado. Tal fue
el caso de la fundadora de «Planned Parenthood», Margaret Sanger.

Aunque la reacción contra Hitler desacreditó temporalmente la eugenesia,
ahora está regresando. Una demostración se puede ver en una reciente
declaración del profesor Dan Wilder, un experto en Ética, de la
Organización Mundial de la Salud. Wilder, en declaraciones publicadas por
el diario australiano «The Age» (13 octubre) afirmó que el estado del
conjunto de genes de una nación podía ser sujeto a políticas
gubernamentales en lugar de dejarlo al capricho de los individuos.

Eugenesia y tecnología moderna
Sin embargo, no son solamente los países más pobres los que corren este
riesgo. Con el desarrollo de los niños probeta y las pruebas genéticas, se
ha hecho posible en las naciones occidentales eliminar aquellos fetos que
se ven como «inferiores».

Un caso típico salió a la luz cuando se anunció que una mujer francesa
había dado a luz al primer niño del país genéticamente seleccionado,
después de que perdiera a otros dos hijos por una enfermedad genética
mortal. Associated Press informaba (15 noviembre) que el niño, conocido
solamente por su nombre propio, Valentin, había nacido dos días antes en el
Hospital Antoine-Beclere, en Clamart, a las afueras de París.

La pareja, que no tiene problemas para concebir naturalmente, fue sometida
a fertilización «in vitro» y a un proceso conocido con el nombre de
diagnosis por pre-implantación genética, o PGD, con el objetivo de asegurar
que su hijo no tuviera el defecto genético. Usando este método, los médicos
implantaron solamente aquellos óvulos fecundados que eran sanos mientras
que destruyeron los demás.

Gran Bretaña está también practicando estos métodos, según informaba la BBC
el 18 de noviembre. Una reciente serie de televisión, «Superhuman»,
destacaba el uso de la PGD en el caso de Susan y Chris Paget. Su primer
hijo murió de fibrosis cística a los cuatro meses.

El programa explicaba que en el Hospital Hammersmith de Londres, la
diagnosis por pre-implantación genética permite a los doctores seleccionar
un embrión sano para implantarlo en el útero de la madre.

La fibrosis cística es el defecto genético más común en Europa del Norte y
una de cada 20 personas son portadoras del mismo. Si ambos padres son
portadores del gen hay una posibilidad de cada cuatro de que el niño sufra
este defecto.

Aunque la BBC indicaba que los nuevos tratamientos han hecho que mucha
gente con fibrosis cística viva hasta la edad adulta, parece que los
médicos se están concentrando ahora en encontrar métodos para eliminar a
los embriones a los que se les puede diagnosticar este defecto.

El informe explicaba que se necesita un gran número de óvulos para realizar
la fecundación por PGD y, por consiguiente, los ovarios de Susan fueron
estimulados con un fármaco. Después se recogieron quince óvulos que fueron
luego fertilizados con esperma de su marido y colocados en una incubadora
durante tres días.

Se produjeron seis embriones a los que se les extrajo una célula para hacer
un análisis. En el segundo intento, los médicos determinaron que había dos
embriones sanos, libres de fibrosis cística. Los embriones fueron colocados
en el útero de Susan aunque solamente nació un niño (el informe no explica
qué sucedió con el otro embrión).

Condones para los pobres
La eugenesia no se limita al aborto y a la PGD. Informes del pasado verano
dieron cuenta de una campaña de «Panned Parenthood» en el estado
norteamericano de Ohio para distribuir condones entre la gente que vive en
las zonas más pobres de Ohio. Según el «Washington Times» (31 julio)
«Planned Parenthood» ofrecía un cupón que se podía cambiar en sus oficinas
de tres condados de Ohio por una docena de condones y un certificado de 5
dólares de regalo de McDonald.

Un miembro del grupo pro-vida «Human Life International», Malia Blom,
encontró la bolsa promocional con un flamante cupón amarillo mientras
visitaba a unos amigos de un barrio negro pobre en Akron, Ohio, en junio.

Ayudada por una subvención de «Planned Parenthood»en Nueva York, la filial
de Akron adquirió los certificados y los distribuyó para cambiarlos en sus
oficinas. Cada bolsa tenía información sobre prevención de las enfermedades
de transmisión sexual, exámenes ginecológicos y contracepción, una pluma,
un espejo, un block de notas y un estuche conteniendo un condón verde
brillante. Todos los artículos llevaban los números de teléfono de «Planned
Parenthood».

Por qué la eugenesia es inaceptable
En su encíclica «Evangelium vitae» (n. 14), el Papa Juan Pablo II explicaba
que las técnicas de reproducción artificial pueden ser usadas como nuevas
amenazas para la vida. Independientemente de otras objeciones morales, el
Papa indicaba que los embriones son sometidos a un alto riesgo de muerte y
que los «así llamados» embriones de reserva son destruidos después o usados
para la investigación. De este modo, la vida humana es reducida «al nivel
de simple «material biológico» del que se puede disponer libremente».

Los abortos e
ugenésicos, sigue diciendo la encíclica, son justificados por
una mentalidad «que acepta la vida solamente bajo ciertas condiciones y la
rechaza cuando está afectada por alguna limitación, minusvalía o enfermedad».

Juan Pablo II explica que una de las fuentes de este razonamiento es una
noción de la libertad que «no deja lugar a la solidaridad, la apertura a
los otros y el servicio a los demás» (n. 19). La encíclica indica que esta
actitud, mientras puede tener elementos de altruismo o compasión humana,
tomada en su conjunto «denota un concepto completamente individualista de
libertad, que acaba por convertirse en la libertad del «más fuerte» contra
el débil que no tiene otra opción que someterse».
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Contenido provisto por SEMANA INTERNACIONAL
(c) Innovative Media, Inc.

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ZENIT Staff

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