Exhortación global a la esperanza por la liberación del sacerdote italiano del PIME

Jornada internacional de oración celebrada por el padre Giancarlo Bossi

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ROMA, jueves, 12 julio 2007 (ZENIT.org).- La jornada de oración convocada en los cinco continentes por el padre Giancarlo Bossi ha tenido el denominador común de la invitación a la esperanza por su liberación.

El martes se cumplió exactamente un mes del secuestro, en Filipinas, del sacerdote del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME). La víspera, al comenzar su descanso de verano, el Santo Padre reconoció que su pensamiento estaba continuamente con el misionero.

El PIME, al cumplirse este primer mes de desaparición, convocó una jornada internacional de oración «intensa y especial» por el padre Bossi. Se desconoce el paradero del sacerdote, los motivos de su secuestro y los autores del mismo.

En la Eucaristía del martes en la Casa General del PIME en Roma, en presencia de numerosísimos fieles, el superior general del Instituto, en su homilía, recordó las palabras de San Pablo -«Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?»- para invitar a la esperanza. Tal eco ha sonado en todas las casas del PIME de los cinco continentes unidas en oración.

«El padre Giancarlo está continuando su misión de una manera distinta, no programada por él, prisionero en un pequeño lugar geográfico, dirigido a pocas personas: sus “secuestradores”, para quienes tiene sólo un mensaje que comunicar: que les perdona», «que les ama y que seguirá amándoles, aunque le hayan retenido y tratado injustamente, porque ésta es la enseñanza y el ejemplo de Jesús, el misionero por excelencia», subrayó el padre Gian Battista Zanchi, superior general.

El 10 de junio, los filipinos de Payao –lugar de misión y de secuestro del padre Bossi-, «tanto cristianos como musulmanes, se reunieron inmediatamente en oración continua e ininterrumpida para presentar al Señor su intercesión por la liberación» del sacerdote, recordó el padre Zanchi.

«También nosotros, y con nosotros todas las comunidades del PIME diseminadas por el mundo, en comunión con las comunidades cristianas y de otros credos religiosos, rogamos por el pronto regreso del padre Giancarlo» -exhortó-, seguros de que «esta oración tocará el corazón de Dios», «que indicará el camino para la justa tratativa que lleve a su liberación».

En la edición del 12 de julio, «L’Osservatore Romano» se hace eco de la vigilia de oración que presidió, por el padre Bossi, el cardenal Dionigi Tettamanzi –por iniciativa de la archidiócesis de Milán y del PIME- en Abbiategrasso, ciudad de origen del misionero.

«El padre Giancarlo, el gran ausente de esta tarde, en realidad está presente aquí, con nosotros, porque está unido a nosotros en la oración», expresó el purpurado en la Basílica de Santa María, llena de fieles que así también quisieron demostrar su afecto y cercanía a los hermanos del misionero, Pinuccia y Marcello.

Y en la iglesia dedicada a San Antonio Claret en Zamboanga City (zona de la desaparición, en el archipiélago sureño filipino de Mindanao), también participó en la Santa Misa por el misionero toda la comunidad local, que jamás ha interrumpido su vigilia de oración. .

En una oración publicada el miércoles por los misioneros del PIME en Filipinas se ruega verdadera libertad para el padre Bossi, pero también «por sus secuestradores, “atrapados en las cadenas del mal”».

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ZENIT Staff

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