Fallece el nuncio que entabló las relaciones entre la Santa Sede y Rusia

El cardenal Colasuonno fue el «embajador» de Juan Pablo II en Europa del Este

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CIUDAD DEL VATICANO, 1 junio 2003 (ZENIT.org).- Este sábado falleció a los 78 años de edad uno de los artífices de las relaciones diplomáticas entre Rusia y la Santa Sede, el cardenal Francesco Colasuonno.

Nacido en Grumo Appula, en la arquidiócesis italiana de Bari, en 1925, en marzo de 1990 Juan Pablo II le nombró representante oficial de la Santa Sede ante la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) con el rango personal de nuncio apostólico.

Conocía bien la situación de los países comunistas, pues en 1985 había sido nombrado nuncio apostólico en la Yugoslavia que vivía las primeras tensiones después de Tito. Desde entonces y hasta su llegada a Moscú, el Papa hizo de él su enviado para misiones especiales del otro lado del muro de Berlín por Praga, Budapest, Bucarest, Sofía, Varsovia.

Los cuatro años de su servicio diplomático en Moscú, fueron decisivos no sólo porque propició las relaciones oficiales de carácter especial entre la Santa Sede y la Federación Rusa, sino también por el impulso que dio al renacimiento de la Iglesia católica tras la larga persecución en los territorios ex soviéticos.

Recorrió los diferentes rincones del país y de las repúblicas que se independizaron para contactar a las pequeñas comunidades católicas que habían mantenido durante setenta años de represión su fidelidad al Papa y de los que en Roma ya no se tenían noticias.

Al llegar a Vladivostok, por ejemplo, al no saber cómo contactar a los católicos, se puso a pasear por la calle principal con sotana para que la gente le viera. Hoy, en aquella ciudad del lejano oriente, la Iglesia católica ha renacido.

En sus años de representante pontificio en Moscú, el Papa nombró a los obispos para la Rusia Europea, Siberia y Kazajstán.

El 12 de noviembre de 1994 fue nombrado nuncio apostólico en Italia, por lo que no tuvo que vivir las tensiones que se han abierto después con la Iglesia ortodoxa rusa. Juan Pablo II le crearía cardenal el 12 de febrero de 1998.

Al ser informado de su fallecimiento, el Papa ha enviado dos telegramas –al arzobispo de Bari, monseñor Francesco Cacucci, y a la hermana del purpurado, Teresa Colasuonno– para subrayar el servicio a la Iglesia realizado con su vida por el cardenal Colasuonno, particularmente en Europa del Este.

Sus funerales serán presididos este lunes por el cardenal Achille Silvestrini, prefecto emérito de la Congregación vaticana para las Iglesias Orientales, en la ciudad natal del purpurado fallecido.

Actualmente el Colegio de los cardenales se compone de 167 purpurados, de los cuales 111 son electores (56 ya han cumplido los 80 años de edad).

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ZENIT Staff

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