Fallece un sacerdote víctima de la persecución contra los cristianos en la India

El padre Bernard Digal había sido bárbaramente golpeado el 25 de agosto

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NUEVA DELHI, jueves, 30 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- Este miércoles ha fallecido el primer sacerdote víctima de la la persecución contra los cristianos que se vive en la India, en particular, en el Estado de Orissa.

Se trata del padre Bernard Digal, de la archidiócesis de Cuttack-Bhubaneshwar, en Orissa, quien fue bestialmente golpeado por extremisas violentos hindúes el 25 de agosto.

Falleció en el el hospital a causa de las graves lesiones sufridas en la cabeza y en todo el cuerpo.

El padre Mrutyunjay Digal, sacerdote de la misma Archidiócesis y secretario del arzobispo local, monseñor Raphael Cheenath, ha dado la noticia a la agencia misionera de la Santa Sede «Fides», definiéndolo como «un momento de luto, de silencio y de oración por toda la Iglesia local».

El padre Bernard, de 45 años, fue ingresado en el hospital de Chennai, en Tamil Nadu, para ser sometido a una delicada intervención quirúrgica en la cabeza. Sin embargo, su cuerpo no ha resistido los traumas recibidos.

«Durante su vida el padre Bernard mostró determinación y valentía para testimoniar y morir por Cristo. Ha muerto como auténtico cristiano, e inmediatamente después de la agresión sufrida perdonó a sus enemigos y perseguidores», ha explicado el sacerdote de su archidiócesis.

«A todos sus seres queridos va nuestro afecto y nuestras oraciones para infundir fuerza y ánimo en este momento de dificultad», ha añadido, informando que en la cabecera del lecho de muerte del padre Bernard estaba monseñor Cheenath, quien le dio las últimas palabras de consuelo y lo acompañó en el tránsito con la oración.

El padre Bernard es el primer sacerdote católico que muere en la campaña de violencia anticristiana. Según algunas organizaciones cristianas indias citadas por Fides, los muertos a causa de la violencia contra los cristianos son unos cien, mientras que son miles los heridos y continúan las matanzas, más o menos escondidas.

Unos 15.000 cristianos están todavía en campos de refugiados, y cerca de 40.000 han huido a la selva o a otros lugares, aterrorizados por grupos de extremistas hindúes.

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ZENIT Staff

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