Fiesta por las “bodas de plata” de la Jornada Mundial de la Juventud

Encuentro emotivo con los jóvenes este jueves en San Pedro

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 26 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- El pasaje bíblico del joven rico (Lc 18, 18 – 27) fue el tema central de la celebración que se realizó ayer jueves en la plaza de San Pedro para conmemorar los 25 años de la Jornada Mundial de la Juventud.

El Papa Benedicto XVI, a diferencia de como acostumbra hacer en otros eventos, no tenía ningún discurso escrito. Más bien quiso responder a la tres preguntas que hicieron tres jóvenes diferentes, alusivas al pasaje del joven que le pregunta a Jesús qué debe hacer para ganar la vida eterna.

El pontífice aseguró que es importante “buscar conocer a Dios. Así sabremos que la vida no existe por casualidad. Mi vida es querida de Dios desde toda la eternidad”.

En medio del anochecer primaveral, el ambiente de la plaza de San Pedro era el de una fiesta de fe. Cerca de 75.000 jóvenes de diversas parroquias, movimientos eclesiales y oratorios de Roma, de distintas ciudades italianas y algunos representantes de otros países estaban celebrando ayer este aniversario.

El evento comenzó a las 19:30 h. Los participantes se preparaban para esperar la llegada del Papa Benedicto XVI con algunos cantos. Entre ellos Resta qui con noi, [Quédate con nosotros, n.d.r.] El himno de la primera Jornada Mundial de la Juventud realizada en Roma en 1985.

El el atrio de la Basílica de San Pedro era el escenario del evento, rodeado por jóvenes con pañuelos blancos y amarillos. La animación musical estaba a cargo de la orquesta dirigida por el músico y compositor italiano monseñor Marco Frisina.

Algunos invitados compartieron con este multitudinario público sus experiencias en anteriores Jornadas Mundiales de la Juventud. Entre ellos estaban la pareja de esposos Enrico, de Italia y Mari Paz, de España, quienes se conocieron hace 25 años en Roma en la primera versión de este evento. Hoy tienen cinco hijos: Chiara, Ana, Silvia, Carlo y Elena. Todos estaban presentes en la plaza.

María Paz recuerda que esta experiencia “fue bellísima. Yo tenía 20 años, Partimos a Roma con un deseo inmenso de saber qué quería Dios para nosotros”. Luego compartió cómo este evento cambió radicalmente la vida de varios de sus amigos: “Tres chicas se pusieron de pie porque querían ser religiosas de clausura y cinco jóvenes descubrieron su vocación al sacerdocio”. Los jóvenes aplaudían efusivamente al escuchar la experiencia de esta mujer que hoy tiene 46 años

“No tengáis miedo”, exhortó Mari Paz a los jóvenes allí presentes. “Jesucristo no quiere complicaros la vida. Quiere haceros felices, pedidlo sinceramente”, les dijo. Los jóvenes, para recordar ese momento, comenzaron a cantar porras a Juan Pablo II.

Luego subió al escenario la célebre actriz italiana Beatrice Fazi. Ella dio su testimonio del encuentro que tuvo con el Señor Jesús gracias a la Jornada Mundial de la Juventud que se realizó en Tor Vergata, (Roma) en el año 2000.

“Regresaba a Roma de unas vacaciones en la montaña y me encontré con una multitud. No sabía que en Tor Vergata había esta cita y me molestaba un poco”, confesó Beatrice.

“Al observarlos comencé a envidiarlos y a querer algo que ellos tenían. Había cumplido 28 años y estaba de viaje en Roma. Había vivido en el desorden completo. Vivía con mi novio”, recuerda la actriz.

Para buscar un sentido a su vida, Beatrice practicaba la meditación budista. “Cuando me arrodillaba frente al muro blanco ví allí el rostro de Jesús”, aseguró.

Esta actriz contó que durante la Jornada Mundial de la Juventud, entró en una iglesia.“Dios me estaba acogiendo y así con humildad reconocí que desde allí comenzaba una bellísima historia de amor con Dios”, luego ella y su novio se casaron por la Iglesia.

Entre cada testimonio había pausas musicales. Entre ellas la canción Se non ami, [Si no amas, n.d.r.] del cantante italiano Filippo Neviani, más conocido como Nek. Este canto está inspirado en el Himno de la Caridad de San Pablo (1 Co 13, 1 – 13). “El, amor es el motor más grande y el mundo todavía no lo sabe”, dijo el artista a los jóvenes allí presentes, luego de su intervención musical.

Diálogo con el Papa

A las 20:30 horas Benedicto XVI llegó en el papamovil. Recorrió la plaza saludando a los jóvenes mientras la orquesta entonaba la canción “Maestro, ¿qué debo hacer para ganar la vida eterna?, inspirada el la cita del joven rico.

“Los jóvenes aman al Papa y le agradecen su testimonio de fe y amor a Jesús crucificado, muerto y resucitado, también en el afrontar las pruebas y las incomprensiones”, dijo el vicario de Roma, Agostino Vallini, al saludar a Benedicto XVI.

Fue así como llegó el momento crucial del evento: tres jóvenes de la diócesis de Roma: Giulia, Luca y Enrico, hicieron cada uno una pregunta a Benedicto XVI sobre el sentido de la vida, sobre cómo encontrar la fuerza para tomar decisiones valientes y la misma pregunta que le formuló a Jesús el joven rico “¿qué debo hacer para ganar la vida eterna?

“Es importante no desperdiciar la vida que tenemos”, afirmó el Papa, al responder la primera pregunta “Dios tiene un proyecto conmigo en la totalidad de la historia. Mi vida es importante y necesaria”, dijo.

Benedicto XVI aseguró que elementos como la familia, el respeto a la vida, el orden de la sexualidad y la relación entre hombre y mujer explican “el camino del amor, como realmente amar y encontrar un camino seguro”.

Recordó que existe una llamada universal a la santidad, pero también “el Señor tiene un proyecto preciso con cada hombre en la totalidad de la historia, que cada uno debe encontrar en sus propias circunstancias”.

En cuanto a las renuncias que se hacen para encontrar la vocación el Papa precisó que estas “tienen un porqué, como los atletas que se preparan para las olimpiadas sabiendo que vale la pena hacer estos esfuerzos”.

El encuentro terminó poco antes de las 22:00 horas. Así, la alegría y el ambiente festivo, se conjugaron con el recogimiento y la reflexión sobre el sentido de la vida y sobre el camino particular que Dios quiere para llegar a un único fin, la vida eterna.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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