Filipinas: Avance en las negociaciones de paz entre el gobierno y el Frente Moro

La futura región autónoma Bangsamoro, regida por la ‘sharia’, inquieta a cristianos y no musulmanes

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Al final de una semana de negociaciones en Kuala Lumpur en presencia del mediador malayo, el gobierno filipino y el Frente Moro de Liberación Islámica (MILF) alcanzaron un acuerdo, augurando, según ellos, la firma de un acuerdo final de paz para el sur filipino. El gobierno de Manila, que hizo de la conclusión de este acuerdo de paz una de sus prioridades políticas, cuenta en especial con la ayuda de la Iglesia católica para convencer a los no musulmanes de Mindanao de lo bien fundado de este acuerdo.

Las conversaciones, que se celebraron en Malasia la última semana –informaba el 28 de enero la agencia Eglises d’Asie–, entran en el marco de las «negociaciones exploratorias» llevadas a cabo desde la firma, hace tres meses, de un acuerdo de paz entre Manila y el MILF. Estas negociaciones tenían por objeto en especial precisar los cuatro anexos que acompañaban el Acuerdo Marco Bangsamoro (FAB, por sus siglas en inglés), firmado el 15 de octubre de 2012.

Para el gobierno malayo, mediador en este conflicto, el éxito de las negociaciones no era evidente. El mediador en jefe malayo, Tengku Dato ‘ Ab Ghafar Tengku Mohammed, no escondió a la prensa que «ante la lentitud de los progresos registrados en los grupos preparatorios de trabajo, éramos un poco pesimistas en cuanto a una salida positiva».

Según la responsable de la delegación gubernamental filipina, Miriam Coronel-Ferrer, las negociaciones «fueron un verdadero desafío», pero hubo avances muy concretos», en especial en lo que concierne a la puesta en marcha de un equipo de observadores internacionales (Third Party Monitoring Team), cuya misión será observar sobre el terreno la aplicación del FAB hasta la firma de un acuerdo final de paz. Escogidos por ambas partes, estos observadores saldrán de ONG locales e internacionales.

Según Mohagher Iqbal, negociador en jefe para el MILF, las negociaciones «van en la buena dirección (…). Percibimos la luz al cabo del túnel y pienso, si Dios lo quiere, que nos hallamos en situación de caminar hacia el fin de este proceso [de paz]».

Ambos negociadores en jefe ocultan que aún queda mucho trabajo por hacer: los anexos del FAB concernientes a la división del poder y a la división de las riquezas que todavía no habían sido abordados. En relación a estos dos aspectos, la actualidad de estos últimos meses mostró que las cosas no serían simples. El MILF previno al presidente Aquino que el control de las aguas del lago Lanao, gran extensión de agua dulce en el seno de la provincia de Lanao del Sur, no podía ser acaparada por el gobierno central so pretexto de garantizar el abastecimiento de agua de una presa hidroeléctrica vital para el abastecimiento de la región en electricidad. Hace algunas semanas, el MILF lanzó otra advertencia al presidente Aquino, presionándole a que no firme el contrato con compañías extranjeras para la prospección en busca de petróleo y gas en zonas de Mindanao y en el mar de Jolo (Sulu Sea). Según el grupo armado rebelde, la firma de tales contratos debe esperar a la terminación del acuerdo de paz entre ambas partes.

En este contexto, en el que los negociadores señalan su optimismo sin enmascarar el camino que falta por recorrer, antes de una paz definitiva –anunciada para octubre de 2016, fecha de la espiración del mandato presidencial de Benigno Aquino–, los responsables religiosos católicos se mantienen prudentes. En octubre pasado, en el momento de la firma del FAB, monseñor Orlando Quevedo, arzobispo de Cotabato, ciudad en el corazón de la actual Región Autónoma en el Mindanao Musulmán (ARMM, por su siglas en inglés), dió a conocer su pesar por que los responsables religiosos no se hubieran implicados en el establecimiento del acuerdo.

En una región (el sur filipino) que reúne unos veinte millones de habitantes, la reivindicación de la autonomía de una cantidad estimada de entre cuatro y seis millones de musulmanes de Mindanao, inquieta a los cristianos. La Iglesia católica, si sostiene la iniciativa de paz, querría ver que los intereses de los no musulmanes fueran tomados en consideración en el futuro Bangsamoro (Territorio de Moros). En el seno de este territorio que será controlado por los musulmanes de Mindanao –Manila se reservará solamente los poderes de regalía–, el lugar de los lumads (habitantes indígenas de Mindanao) y de los cristianos todavía está por precisar. El anuncio de que se aplicaría la sharia (código islámico) en la región autónoma, a pesar de que esto solo atañe a los musulmanes (en lo civil, no en lo penal), inquieta a los cristianos.

Consciente de estas inquietudes, la negociadora en jefe de Manila quiso reunirse con los obispos católicos de Mindanao. En el curso de un encuentro en enero pasado, les aseguró que en el seno del futuro Bangsamoro, se preservarían los derechos de las personas y de las comunidades, y serían definidos en el marco de una «ley fundamental», integrada en la Constitución de los filipinos y votada por el Congreso filipino. Particularmente llamó a los obispos a utilizar la red de radioemisoras locales de la que disponen en Mindanao para «llegar a la población más alejada y responder a las cuestiones que la gente se plantea».

Deseando desactivar los temores de los cristianos respecto a que las negociaciones actuales pudieran agravar sus problemas ya existentes en lo concerniente a la «la inseguridad, de la propiedad de bienes y del acceso a la representación política», Miriam Coronel-Ferrer explícitamente pidió la ayuda de la Iglesia. «Necesitamos el apoyo de la Iglesia para alcanzar este objetivo [la paz en Mindanao]», afirmó ante los obispos católicos. A lo que monseñor Jose Colin Bagaforo, obispo auxiliar de Cotabato, respondió que los no musulmanes en la región están inquietos por no poder «participar de manera significativa en las decisiones políticas» de la futura entidad Bangsamoro.

Traducido del francés por Raquel Anillo

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ZENIT Staff

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