Filipinas: El presidente del episcopado rechaza participar en la «Comisión de la verdad»

Establecida por la presidente Gloria Macapagal Arroyo ante la crisis que atraviesa el país

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MANILA, viernes, 22 julio 2005 (ZENIT.org).- El presidente saliente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, el arzobispo Fernando Capalla, ha rechazado formar parte de la «Comisión de la verdad» anunciada en días pasados por la presidente del país, Gloria Macapagal Arroyo, para investigar los presuntos fraudes electorales que ella misma habría cometido en los comicios que el año pasado le dieron la victoria.

De acuerdo con prelado, su participación estaría en contradicción con el documento que difundió el pasado 10 de julio la Conferencia Episcopal del país asiático -según se hizo eco el jueves la agencia del mundo misionero «Misna»-, en el que se recalcaba que los prelados no son políticos, sino pastores.

Monseñor Capalla ha añadido que, junto con sus hermanos en el episcopado, podría sugerir algunos componentes de la «Comisión de la verdad», especificando que ninguno de ellos hablará en nombre de la Conferencia Episcopal Filipina.

«Restablecer la confianza: llamamiento por los valores morales en la política filipina» es el título de aquel esperado documento que publicaron los 85 prelados filipinos –se habían reunido en Manila del 8 al 11 de julio- advirtiendo de que en la situación que atraviesa el país «en el centro de la crisis está el asunto de valor moral, en especial el de la confianza» (Cf. Zenit, 12 julio 2005).

«Nos preguntamos: “Como obispos, ¿qué podemos ofrecer a nuestro pueblo? ¿Podemos ofrecer alguna claridad y orientación en la confusa situación actual?”. Sólo podemos responder a estos interrogantes desde lo que somos. No somos políticos que proporcionan un proyecto político para solucionar problemas políticos. Somos obispos llamados por el Señor para acompañar al pueblo a la luz de la fe», escribieron.

«Junto al Papa Benedicto XVI, no creemos en la “intrusión en política por parte de la jerarquía”. Pero debemos interpretar las actividades humanas, tales como la economía y la política, desde el punto de vista moral y religioso, desde el punto de vista del Evangelio de Jesús y del Reino de Dios. Debemos proporcionar orientación moral y religiosa a nuestro pueblo. Esto es lo que ofrecemos en la presente crisis. No hacerlo sería abdicar de nuestro deber», señalaron.

Aparte de que Gloria Macapagal Arroyo está bajo sospecha por presuntos fraudes electorales, algunos de sus familiares, que han dejado el país, son sospechosos de haberse embolsado sobornos por el juego de azar clandestino. Varios miembros de su gobierno han dimitido, pidiéndole –además de miles de manifestantes en las calles- que haga lo mismo.

Respecto a la presidente, en el escrito los prelados declararon su «decisión colectiva discernida» y no demandaron su renuncia. «Pero tampoco alentamos» a la presidente «sencillamente a rechazar tal petición de otros», escribían los obispos.

Añadieron que los llamamientos no violentos a su dimisión, la demanda de una Comisión de la verdad o un proceso de destitución no eran contrarios al Evangelio.

Pidieron además a la presidenta que discerniera «profundamente hasta qué punto podría haber contribuido a la erosión del gobierno efectivo y si la erosión es tan severa que es irreversible».

Igualmente señalaron que «restablecer la confianza» podría requerir «un proceso concienzudo, creíble e independiente» de investigación de las cintas de audio –en la que se recoge una llamada telefónica de la presidenta a un funcionario de la comisión electoral- que circulan en el país.

Pocos días después del documento episcopal, Gloria Macapagal Arroyo anunciaba la constitución de la citada «Comisión de la verdad» en una carta que envió a la Conferencia Episcopal de Filipinas y que fue leída en televisión. En la misiva motivó la intención de crear esta comisión «sobre la base del asunto de la responsabilidad moral y la necesidad de restablecer la confianza».

Recalcó que su llamada telefónica a un funcionario de la comisión electoral no era un intento de fraude, y afirmó: «Tengo una enorme deuda de servicio con el pueblo filipino y ahora debo devolverla».

El documento episcopal está disponible en inglés en la página de la Conferencia Episcopal Filipina (www.cbcponline.net).

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ZENIT Staff

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