Filipinas: Tras el atentado de Davao, cristianos y musulmanes por la paz

DAVAO, 11 marzo 2003 (ZENIT.orgFides).- De acuerdo con monseñor Fernando Capalla, arzobispo de Davao, el atentado que el martes pasado sufrió la ciudad no comprometerá el diálogo islámico-cristiano en la región, ya que las dos comunidades están unidas en la condena de la violencia y del terrorismo.

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Fueron sus palabras tras el ataque terrorista que el pasado 4 de marzo causó 21 muertos y 145 heridos en el aeropuerto de Davao –en la isla de Mindanao, al sur de Filipinas–.

«Nuestro deber hoy, como Iglesia local –dijo el prelado–, es traer la paz, pedir a Dios cómo combatir el mal, analizar la situación desde nuestro punto de vista de hombres de fe, discutir, planificar actividades que puedan ser útiles para restaurar la armonía y la serenidad en nuestra comunidad».

«Como cristianos –manifestó– rezamos y ayunamos por la paz, como el Papa nos ha pedido; especialmente en estos momentos de sufrimiento con los que se nos pone a prueba».

Se trata de un episodio que ha suscitado miedo y preocupación entre la población, pues actos parecidos no sucedían desde hacía tiempo, como explicó monseñor Capalla.

«Algunos resucitan el espectro del terrorismo islámico. Este incidente, sin embargo, no comprometerá el diálogo islámico-cristiano –declaró–. En nuestra comunidad, cristianos y musulmanes están unidos para condenar los atentados y para repudiar la lógica del terrorismo».

«Próximamente –añadió– me encontraré con otros líderes religiosos para discutir qué hacer. La condena de los jefes islámicos es unánime: la violencia no pertenece al Islam. Trabajaremos juntos por la armonía interreligiosa y para devolver la tranquilidad a la gente».

Aún no está clara la responsabilidad del atentado. «Las autoridades han arrestado a algunos sospechosos del MILF (Moro Islamic Liberation Front), quienes niegan toda implicación», explicó monseñor Capalla.

Por otro lado, se divulgó un mensaje de reivindicación de Hamisiraji Sali, líder del grupo terrorista Abu Sayyaf, «pero, según la opinión general, ese mensaje no es digno de consideración por varias razones: los actos de violencia de Abu Sayyaf persiguen la obtención de dinero, y éste no ha sido el caso; además, nos encontramos en un área que no representa el bastión del grupo, activo en el archipiélago de las Sulu», continuó.

La hipótesis que va cobrando fuerza es que «detrás del atentado se esconda una “tercera parte” –observó el prelado–, es decir, personas implicadas en la política que desean reforzar la presencia militar en Mindanao y hacen presión para que se envíen más tropas americanas activas en los combates».

«La presidenta Gloria Arroyo ha confirmado, no obstante, que serán únicamente soldados filipinos quienes luchen contra el terrorismo en Mindanao, y nosotros apoyamos su postura», concluyó.

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ZENIT Staff

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