Francia: líderes mundiales y ciudadanos, contra la barbarie terrorista

El Papa advierte que ‘una cultura que rechaza al otro acaba por generar violencia y muerte’

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Unas 60 personalidades del mundo político, jefes de Estado y de Gobierno, y representantes de organizaciones internacionales se unieron ayer a la multitudinaria protesta contra la violencia en París. Desde el francés François Hollande hasta la alemana Angela Merkel, el británico David Cameron, el español Mariano Rajoy, el húngaro Viktor Orban o la danesa Helle Thorning-Schmidt; los primeros ministros de Italia, Portugal, Bélgica, Grecia; los máximos representantes de las Instituciones Europeas –Parlamento, Comisión y Consejo–; el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Palestina, Abu Mazen; el ministro de Exteriores ruso y el presidente de Kosovo; el presidente de Malí, Ibrahim Bubacar Keita, y los presidentes de varios países africanos; el secretario de Justicia de Estados Unidos, Eric Holder… La lista es demasiado larga. Todo ello sin contar a los innumerables embajadores, delegados de organizaciones internacionales y representantes de las diferentes confesiones presentes en el país.

La cifra de asistentes desbordó todas las previsiones:1,5 millones de personas salieron a la calle contra la barbarie terrorista en la capital francesa y dos millones más en otras ciudades. Pero los protagonistas en esta cita contra el horror fueron los supervivientes de la revista satírica Charlie Hebdo, diezmada por el ataque yihadista del miércoles con la muerte de 12 personas, los familiares de las víctimas de ese atentado terrorista y los del secuestro del viernes al Hyper Cacher de comida kosher, donde cuatro personas de la comunidad judía fueron asesinadas. Los asistentes a la protesta, durante muchos momentos en tenso silencio, no dejaron de aplaudir sin cesar al paso de esta comitiva. También al ver furgones de la Policía (tres miembros de las fuerzas de seguridad fueron asesinados esta semana).

Uno de los momentos más conmovedores se produjo cuando Hollande se dirigió al grupo de familiares y amigos de las víctimas para abrazar a Patrick Pelloux, médico y miembro del equipo de la revista; a un policía de Marsella, hermano del agente acribillado tras el ataque al semanario satírico, y a familiares de los cuatro judíos asesinados el viernes.

A última hora, el presidente galo y otros líderes se trasladaron a la Gran Sinagoga de París, donde asistieron con Netanyahu a una ceremonia de duelo por los asesinados. Antes de comenzar la marcha, Hollande recibió a varios dirigentes de esta comunidad. “Estamos decididos a seguir viviendo nuestro judaísmo. No cederemos ante la violencia”, comentó después Roger Cukieman, presidente del Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia.

Además de la masiva participación en París, más de 200 mil personas salieron a la calle en Lyon; 100 mil en Burdeos; más de 40 mil en Perpignan y en Saint-Etienne; más de 14 mil en Tarbes; y unas 10 mil en Dammartin, la localidad a 40 kilómetros al norte de París donde el viernes fueron abatidos los hermanos Chérif y Said Kouachi, autores del ataque a Charlie Hebdo. Estas manifestaciones ya habían sido precedidas por otras espontáneas celebradas el miércoles pasado, horas después del ataque contra la revista, o el viernes, con más de 700 mil asistentes.

Por su parte, el papa Francisco reiteró este lunes su firme condena por los ataques terroristas en Francia. Durante una audiencia con el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, afirmó que «una cultura que rechaza al otro, que destruye los vínculos más íntimos y auténticos, acaba por deshacer y disgregar toda la sociedad y generar violencia y muerte». «Lo podemos comprobar lamentablemente en numerosos acontecimientos diarios, entre los cuales la trágica masacre que ha tenido lugar en París estos últimos días», añadió.

«Los otros «ya no se ven como seres de la misma dignidad, como hermanos y hermanas en la humanidad, sino como objetos» (Mensaje para la XLVIII Jornada Mundial de la Paz, 8 diciembre 2014, 4). Y el ser humano libre se convierte en esclavo, ya sea de las modas, del poder, del dinero, incluso a veces de formas tergiversadas de religión», advirtió el Santo Padre.

«Sobre estos peligros, he pretendido alertar en el Mensaje de la pasada Jornada Mundial de la Paz, dedicado al problema de las numerosas esclavitudes modernas. Todas ellas nacen de un corazón corrompido, incapaz de ver y de hacer el bien, de procurar la paz», apuntó el Pontífice en su discurso. 

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ZENIT Staff

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