Francisca participará en marzo en la beatificación de su propio marido

Mártir de la persecución española, su cuerpo acaba de aparecer intacto

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VALENCIA, 20 dic 2000 (ZENIT.org).- Francisca Bosch Piera, de 88 años, asistirá a la beatificación de su propio marido, José Perpiñá Nácher, el próximo 11 de marzo.

Perpiñá Nácher, junto a 232 compañeros de martirio, será proclamado beato al dar la vida por su fe en Cristo durante la persecución religiosa que estalló en su provincia, Valencia, en 1936.

Además, se ha podido confirmar que los restos mortales de Perpiñá se encuentran «en perfecto estado de conservación» al ser exhumados la semana pasada para comprobar las señales de martirio. Mañana, jueves, recibirán sepultura definitiva en la parroquia San Pedro Apóstol de Sueca (Valencia), junto con los de otra mártir local, María del Carmen Viel Ferrando.

José Perpiñá, telegrafista y abogado, contrajo matrimonio el 22 de abril de 1935 con Francisca Bosch y fue asesinado el 29 de diciembre de 1936 en el picadero de Paterna cuando tenía 25 años de edad. Doce años después de la muerte de su marido, y tras superar una profunda depresión causada por ella, Francisca Bosch contrajo matrimonio con un primo hermano del difunto, que también ha muerto, y con el que tuvo cuatro hijos y diez nietos.

Todos ellos estarán con ella en la ceremonia de Roma, en la que la viuda recibirá personalmente la comunión del propio Juan Pablo II.

«Tengo una inmensa alegría porque él se lo merecía, era muy bueno, hacía el bien a todos, en casa le rezamos ahora todos los días y estamos seguros de que ha intercedido ya en ocasiones muy importantes por nosotros», ha señalado a la agencia católica AVAN Francisca Bosch, que conserva numerosos recuerdos del que fuera su marido.

Tras ser detenido el 3 de septiembre de 1936, Perpiñá estuvo cuatro meses en la Cárcel Modelo, donde era visitado todos los días por Francisca. «La última vez, cuando ya le habían condenado, me dijo que Dios quería que se fuera con él pero no deseaba que yo padeciera porque era muy joven y me pidió que me volviera a casar», recuerda su viuda.

Los restos mortales de José Perpiñá, que han sido enterrados ya en dos ocasiones, han aparecido con un «asombroso grado de conservación» cuando han sido exhumados la semana pasada. En la cabeza se aprecia también el orificio de bala de entrada por la mejilla y salida por la parte trasera del cráneo.

El encargado de la funeraria del cementerio de Sueca, Juan Alonso, ha asegurado «no haber visto nada igual en los 43 años que llevo en el oficio».

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ZENIT Staff

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