Franciscanos quieren ir a Afganistán en misión de paz

Un «gesto profético», según el ministro general de la Orden

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ROMA, 14 octubre 2001 (ZENIT.org).- Un grupo de frailes franciscanos, miembros de una fraternidad itinerante, ha expresado su deseo de ir en misión de paz a Afganistán.

La fraternidad itinerante está integrada por frailes de entre 35 y 40 años de diversos continentes, entre los que se encuentra también un estadounidense. Los franciscanos quieren emular a San Francisco cuando, hace ochocientos años, fue a entrevistarse con el sultán Malek El-Kamil.

«Pero, para ir a Afganistán –explica el padre Giacomo Bini, ministro general de la Orden, en declaraciones publicadas por el diario italiano Avvenire–, hay que contar con los franciscanos de Paquistán, que podrían sufrir consecuencias directas de un gesto así».

Sin embargo, el ministro general ve el ofrecimiento como un gesto profético: «Nuestra paz se llama Jesucristo y es una paz que no busca resultados de eficacia inmediata sino que esta hecha de pequeños gestos que abren nuevos horizontes. Es una paz que combate toda forma de venganza y odio, escogiendo caminos de reconciliación y comunión. Pero los tiempos y los modos sólo Dios los conoce».

Un gesto que entra de lleno en el carisma franciscano: «Tenemos una metodología especial de paz y reconciliación –explica el ministro general–. El compromiso por la paz se expresa para nosotros con la presencia en zonas donde hay contrastes, divisiones, tensiones. Estamos allí y, sencillamente, nos comportamos como cristianos».

Añade que San Francisco mismo envió a sus seguidores a los países musulmanes: «Y desde entonces estamos presentes en Marruecos, donde somos respetados y trabajamos con los jóvenes. Tenemos comunidades en Libia y en Egipto, con hermanos árabes que dirigen escuelas a las que van alumnos en su mayoría musulmanes».

Y también en Oriente Medio: «Hay más de 40 hermanos en Paquistán, todos originarios del país, que viven en un medio islámico con gran espíritu pacífico y respeto hacia todos».

La paz se construye trabajando a «diversos niveles», aclara el superior franciscano: «la madre Teresa trabajó con los pobres, la comunidad de San Egidio convoca reuniones de líderes, nosotros los franciscanos vivimos en contacto con los musulmanes».

«Lo importante es no decir que es imposible –concluye–. Hoy, la relación entre cristianos y musulmanes está contaminada por los fundamentalismos pero se debe tratar de construir, aunque sea de modo modesto, nuevas relaciones».

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ZENIT Staff

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