Francisco a los catecúmenos: Dios nos precede y nos espera siempre

El santo padre preside el rito de admisión de 500 catecúmenos procedentes de 47 países

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El santo padre ha presidido esta tarde en la Basílica Vaticana el rito de admisión al catecumenado, celebración preparada en el contexto del Año de la Fe. Han estado presentes 500 catecúmenos, acompañados de sus catequistas, procedentes de 47 países diferentes y de los cinco continentes.

A las 16.30 ha dado comienzo la Liturgia, con los ritos de introducción que se han realizado en el atrio de la basílica, donde el papa ha acogido una representación de los candidatos, para después invitarles a entrar en la iglesia. Durante la Liturgia de la Palabra y antes de la entrega del texto de los Evangelios a una representación de los catecúmenos, el papa ha dedicado unas palabras a los presentes.

Francisco ha comenzado recordando que aunque han venido de muchos países, tradiciones culturales y experiencias diferentes, «sentimos tener entre nosotros muchas cosas en común. Sobre todo una: el deseo de Dios». Un deseo – ha explicado  – que está evocado por las palabras del salmista: «Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?» Un deseo que es importante mantener vivo, este anhelo de encontrar al Señor y tener experiencia de Él, de su amor y de misericordia, ha indicado el papa. Y ha añadido que «si falta la sed del Dios viviente, se corre el riesgo de que la fe se convierta en costumbre, se arriesga que se apague, como el fuego que no es reavivado».

A continuación ha hecho referencia a la lectura del Evangelio que se ha leído, en la que cuenta cuando Juan Bautista indica a sus discípulos a Jesús como el Cordero de Dios, «dos de ellos siguen al maestro, y después, a su vez, se convierten en ‘mediadores’ que permiten a los otros encontrar al Señor, conocerlo y seguirlo», ha recordado. En este pasaje hay tres momentos que evocan la experiencia del catecumenado según ha explicado Francisco, la escucha, el encuentro y el caminar.

Sobre la escucha, el santo padre ha indicado que al igual que los dos discípulos «también vosotros, queridos catecúmenos, habéis escuchado a aquellos que os han hablado de Jesús y os han propuesto seguirlo, convirtiéndoos en sus discípulos a través de bautismo». Y ha añadido que «en el tumulto de tantas voces que resuenan en torno a nosotros y dentro de nosotros, vosotros habéis escuchado y acogido la voz que os indicaba a Jesús como el único que puede dar sentido pleno a vuestra vida».

El segundo momento del que ha hablado el pontífice es el encuentro. Los discípulos, después de encontrarse con el maestro se quedan con Él. «Después de haberlo encontrado, se dan cuenta en seguida de algo nuevo en su corazón: la necesidad de transmitir su alegría también a los otros, para que éstos la puedan encontrar», ha explicado. Contemplar la escena de Andrés que encuentra a su hermano Simón y lo conduce a Jesús es una escena que nos hace mucho bien contemplar, ha advertido el santo padre. Nos hace bien porque «nos recuerda que Dios no nos ha creado para estar solos, cerrados en nosotros mismos, sino para poder encontrarnos con Él y para abrirnos al encuentro con los otros». Asimismo, ha recodado que «en la Biblia Dios aparece siempre como áquel que toma la iniciativa del encuentro con el hombre: es Él que busca al hombre y precisamente lo buscan cuando el hombre está en la experiencia amarga y trágica de traicionar a Dios y de huir de Él. Dios no espera para buscarlo: lo busca enseguida. ¡Es un buscador paciente nuestro Padre!» Por ello, dice el santo padre «Él nos precede y nos espera siempre. No se cansa de esperarnos. No se aleja de nosotros, pero tiene la paciencia de esperar el momento favorable para el encuentro con cada uno de nosotros». Un encuentro que cuando llega, «no es nunca un encuentro rápido, porque Dios desea permanecer mucho tiempo con nosotros para apoyarnos, para consolarnos, para donarnos su alegría», ha subrayado Francisco. Y ha continuado explicando que «como nosotros le anhelamos y le deseamos, así también Él tiene el deseo de estar con nosotros, porque nosotros le pertenecemos, somos ‘cosa’ suya, somos sus criaturas. También Él, podemos decir, tienen sed de nosotros, de encontrarnos».

El último aspecto del que el papa ha hablado es caminar. «Los discípulos caminan hacia Jesús y después hacen una parte del camino junto a Él», y esto es un enseñanza importante para todos nosotros, ha indicado el santo padre. La fe es un camino con Jesús – ha continuado – y que dura toda la vida. El santo padre ha reconocido que en algunos momentos de este camino nos sentimos cansados y confusos pero la fe «nos da la certeza de la presencia constante de Jesús en cada situación, también en la más dolorosa o difícil de entender».

Para concluir, ha deseado a los catecúmenos que recorran este camino «con alegría, seguros del apoyo de toda la Iglesia, que os mira con confianza». También les ha invitado a «mantener el entusiasmo del primer momento que os ha hecho abrir los ojos a luz de la fe, a recordar, como el discípulo amado, el día, la hora, en la que por primera vez os habéis quedado con Jesús, habéis sentido su mirada sobre vosotros. No os olvidéis nunca esta mirada de Jesús».

(RED/RL)

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ZENIT Staff

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