Francisco invita a los sacerdotes a ser santos y no funcionarios

Mensaje del Santo Padre a la plenaria de la Conferencia Episcopal Italiana reunida en Asís

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El Papa Francisco envió un mensaje a los participantes en la 67ª Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) reunidos desde este domingo hasta el próximo jueves, en Asís y dedicada a la formación de los sacerdotes.

En el mensaje leído por el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la CEI, el Papa al hablar de Asís, lugar del encuentro, recuerda el gran amor y la veneración que San Francisco nutría por la Santa Madre Iglesia Jerárquica, y en particular por sus sacerdotes, »a través de los cuales la maternidad de la Iglesia llega a todo el pueblo de Dios».

El Santo Padre recuerda cuántos sacerdotes ha conocido y “visto pasar la vida entre la gente de nuestras parroquias, educar a los niños, acompañar a las familias, visitar a los enfermos en sus casas y en el hospital, hacerse cargo de los pobres, conscientes de que separarse de los demás para no ensuciarse es la suciedad mayor».

Recuerda también el Santo Padre: »Los sacerdotes santos son pecadores perdonados e instrumentos de perdón. Su existencia habla el lenguaje de la paciencia y la perseverancia; no son turistas del espíritu, eternamente indecisos e insatisfechos, porque saben que están en las manos de Aquel que cumple sus promesas y cuya Providencia significa que nada puede separarlos de esa pertenencia. Sí, todavía es tiempo de sacerdotes de esta envergadura, puentes para el encuentro entre Dios y el mundo».

»Sacerdotes como esos -prosiguió el Papa– no se pueden improvisar: los forja la valiosa labor de la formación en el seminario, y la ordenación los consagra para siempre como hombres de Dios y servidores del pueblo». Pero »la identidad del presbítero, precisamente, porque viene de lo alto, le exige un camino diario de reapropiación, partiendo de lo que ha hecho de él un ministro de Jesucristo”.

Una formación la de los sacerdotes que no tiene límite de tiempo, “porque los sacerdotes no dejan nunca de ser discípulos de Jesús, de seguirlo. Por lo tanto, la formación, en cuanto discípulo, acompaña toda la vida de un ministro ordenado”.

El Papa recuerda también “que no sirven sacerdotes clericales, cuyo comportamiento es probable que aleja a la gente del Señor, ni sacerdotes funcionarios que, mientras juegan un papel, buscan lejos del Señor su consuelo”.

Porque “sólo el que se deja conformar al Buen Pastor encuentra unidad, paz y fuerza en la obediencia del servicio; sólo el que respira en el horizonte de la fraternidad sacerdotal sale de la falsedad de una conciencia que pretende ser epicentro de todo y única medida de los propios sentimientos y acciones”.

El Pontífice concluyó deseando a los participantes, “jornadas de escucha y confrontación que lleven a trazar rutas de formación permanente, capaz de conjugar la dimensión espiritual con la cultural, la comunitaria con la pastoral: estos son los pilares de vidas edificadas según el Evangelio, forjadas en la disciplina diaria , en la oración, en la custodia de los sentidos, en el cuidado de uno mismo, en el testimonio humilde y profético; vidas que devuelven a la Iglesia la confianza que ella, en primer lugar, ha puesto en ellos”.

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ZENIT Staff

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