El Papa en San Juan de Letrán

El Papa en la basílica San Juan de Letrán, llena en sus cinco naves

Francisco: la celebración del matrimonio exige la madurez de los novios

El Santo Padre subraya la importancia de la preparación al matrimonio y explicó que e cuando era arzobispo prohibió los ‘matrimonios de apuro’

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(ZENIT – Roma).- En la apertura del Congreso diocesano de Roma, que se realizó este jueves en la basílica pontificia de San Juan de Letrán, el papa Francisco respondió a algunas preguntas, y en una señaló que la actual cultura de lo provisional afecta tanto al compromiso sacerdotal como al del matrimonio.
“Por ello –consideró el Santo Padre– una parte de nuestros matrimonios sacramentales son nulos, porque ellos, los esposos dicen: “Sí para toda la vida”, pero no saben lo que están diciendo, porque tienen otra cultura”, no tienen “conciencia”.
El Papa recordó que una vez en Buenos Aires, una señora “me reprendió: ‘ustedes los sacerdotes son listos, porque para ser sacerdote estudian ocho años. Después, si las cosas no van, el sacerdote encuentra una joven que le gusta… y al final le dan permiso para casarse y hacer una familia. En cambio a nosotros los laicos, que tenemos que mantener el sacramento para toda la vida, e indisoluble, nos dan cuatro conferencias y esto es para toda la vida’. Para mí uno de los problemas es la preparación al matrimonio” concluyó el Papa.
Otro tema, aseguró Francisco, es que el matrimonio está muy relacionado con el tema social. Y recordó que habló por teléfono en Italia con un joven que se casaba:
-‘Me ha dicho tu mamá que te casarás el próximo mes’, ‘
– sí, sí, sí,’,
-‘¿pero dónde lo harán?’;
– ‘no lo sabemos porque estamos buscando una iglesia que se adapte al vestido de mi novia y después debemos hacer tantas cosas, los regalos y un restaurante que no esté lejos”.
Y recordó que cuando era obispo de Buenos Aires, había prohibido los llamados “matrimonios de apuro”. Esto no se debe hacer porque no son libres, dijo. Y añadió que es mejor esperar, pues “he visto parejas que después de dos o tres años se han casado y yo los he visto entrar a la iglesia: papá, mamá, con el niño de la mano, pero sabían bien lo que hacían”.
“La crisis del matrimonio es porque no saben qué es el sacramento, la belleza del sacramento. No se sabe que es indisoluble, no se sabe que es para toda la vida”.
Recordó también que en los cursos matrimoniales, la primera pregunta que los párrocos hacían era: “¿Cuántos de ustedes conviven?”, y la mayoría levantaba la mano”. Y no se resuelve indicándoles que se casen enseguida en la Iglesia, sino que hay que acompañarlos y hacerles madurar, en la fidelidad.
Porque la preparación al matrimonio “muchas veces es un camino de conversión”. Hay jóvenes, aseguró el Papa, que mantienen la pureza, un amor grande y saben lo que hacen, pero son pocos. «Es necesario acompañarlos hasta que estén maduros y entonces allí se hace el sacramento”.

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ZENIT Staff

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