Francisco: llevar adelante camino ecuménico sin evitar las cuestiones fundamentales

Audiencia con la federación luterana mundial y la comisión luterano-católica. Pedir perdón por el mal mutuamente causado y agradecer la nostalgia de unidad que el Señor ha despertado

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El santo padre ha recibido esta mañana en audiencia una delegación de la federación luterana mundial y a los miembros de la comisión luterano-católica por la unidad.

En sus palabras Francisco ha afirmado que mira con sentido de profunda gratitud al Señor Jesucristo, «por los pasos numerosos que las relaciones entre luteranos y católicos han cumplido en los últimos decenios, y no solo a través del diálogo teológico, sino también mediante la colaboración fraterna en múltiplos ambientes pastorales y, sobre todo, en el compromiso de avanzar en el ecumenismo espiritual».

Esto último constituye en cierto sentido, ha continuado el santo padre «el alma de nuestro camino hacia la plena comunión, y nos permite un anticipo ya desde ahora algún fruto, aunque si imperfecto: en la medida en la que nos acercamos con humildad de espíritu al Señor Nuestro Jesucristo, estamos seguros de acercarnos también entre nosotros en la medida en la que invocaremos del Señor el don de la unidad, estamos seguros que Él nos tomará de la mano y Él será nuestro guía».

El santo padre ha recordado que este año, como resultado del diálogo teológico, que cumple 50 años y en vista de la conmemoración del quinto centenario de la Reforma, se ha publicado el texto de la Comisión por la Unidad luterano-católica, con el significativo título: «Del conflicto a la comunión. La interpretación luterano-católica del a Reforma en el 2017». (Leer más sobre este documento aquí)

Por eso, Francisco ha subrayado en su discurso que «me parece realmente importante para todos el esfuerzo de encontrarse en diálogo sobre la realidad histórica de la Reforma, sobre las consecuencias y sobre las respuestas que se dieron a la misma». Así, el santo padre ha afirmado que «católicos y luteranos pueden pedir perdón por el mal causado los unos a los otros y por las culpas cometidas delante de Dios, y juntos regocijarse por la nostalgia de unidad que el Señor ha despertados en nuestros corazones, y que nos hace mirar adelante con una mirada de esperanza».

Del mismo modo, el obispo de Roma ha reconocido que está seguro «que sabremos llevar adelante nuestro camino de diálogo y de comunión, afrontando también las cuestiones fundamentales, como también en las divergencias que surgen en campo antropológico y ético». Pero también, ha reconocido que «las dificultades no faltan y no faltaran, pedirán aún paciencia, diálogo, comprensión recíproca, ¡pero no nos asustemos!

Francisco querido recordar las palabras de Benedicto XVI que afirmó que «la unidad no es principalmente fruto de nuestro esfuerzo, sino de la acción del Espíritu Santo el cual debe abrir nuestros corazones con confianza para que nos conduzca sobre las vías de la reconciliación y de la comunión». También ha mencionado al beato Juan Pablo II que se preguntaba «¿cómo anunciar el Evangelio de la reconciliación, sin comprometerse al mismo tiempo a trabajar por la reconciliación de los cristianos?».

Para concluir, el santo padre ha recordado que la oración fiel y constante en «nuestras comunidades pueda sostener el diálogo teológico, la renovación de la vida y la conversión de los corazones, para que, con la ayuda del Dios Uno y Trino, podamos caminar hacia el cumplimiento del deseo del Hijo, Jesucristo, que todos sean uno».

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Staff Reporter

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