Francisco: Marí­a en Guadalupe significa un abrazo a los habitantes de América

Una tierra en la que conviven pueblos diferentes, capaz de respetar la vida desde el seno materno hasta la vejez, y de acoger a los emigrantes

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Durante la audiencia de este miércoles, el santo padre Francisco recordó a la patrona de América, la Virgen de Guadalupe.

«Mañana es la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de toda América. Con esta ocasión, deseo saludar a los hermanos y hermanas de ese Continente, y lo hago pensando en la Virgen de Tepeyac», dijo.

Y recordó que la Virgen María «cuando se apareció a san Juan Diego, su rostro era el de una mujer mestiza y sus vestidos estaban llenos de símbolos de la cultura indígena. Siguiendo el ejemplo de Jesús, María se hace cercana a sus hijos, acompaña como madre solícita su camino, comparte las alegrías y las esperanzas, los sufrimientos y las angustias del Pueblo de Dios, del que están llamados a forman parte todos los pueblos de la tierra».

El papa precediendo un día la Fiesta de Nuesta Señora de Guadalupe, que es el 12 de diciembre, indicó: «La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya estaban allí y a los que llegarían después».

«Este abrazo de María –prosiguió el papa– señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los emigrantes, así como a los pobres y marginados de todas las épocas. Una tierra generosa».

«Éste es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe, y éste es también mi mensaje, el mensaje de la Iglesia» . Por ello diijo: «Animo a todos los habitantes del Continente americano a tener los brazos abiertos como la Virgen María, con amor y ternura».

«Pido por todos ustedes, queridos hermanos y hermanas de toda América, y también ustedes recen por mí». Y concluyó invitando a «que la alegría del Evangelio esté siempre en sus corazones. El Señor los bendiga y la Virgen los acompañe».

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ZENIT Staff

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