El papa Francisco ha recibido este viernes por la mañana en la Sala del Consistorio a treinta representantes de la Comisión conjunta internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas Orientales, constituida en 2003 siguiendo la iniciativa del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y de las autoridades eclesiásticas de la familia de las Iglesias Ortodoxas Orientales.
En su intervención, el Santo Padre ha afirmado que »en este momento, en particular, compartimos la consternación y el dolor por lo que está sucediendo en Oriente Medio, sobre todo en Iraq y Siria». «Recuerdo a todos los habitantes de la región, comprendidos nuestros hermanos cristianos y a las muchas minorías, que viven las consecuencias de un conflicto extenuante», ha añadido.
«Todos los días rezo con vosotros para que se encuentre pronto una solución negociada, suplicando la bondad y la piedad de Dios para todos los sacudidos por esta inmensa tragedia», ha asegurado.
«Todos los cristianos están llamados a trabajar juntos, con aceptación y confianza mutuas, para servir a la causa de la paz y de la justicia», ha indicado.
«¡Que la intercesión y el ejemplo de los muchos mártires y santos que han dado valeroso testimonio de Cristo en todas nuestras Iglesias os sostengan y refuercen, tanto a vosotros como a vuestras comunidades cristianas!», ha pedido.
En los últimos diez años, la Comisión, siguiendo un enfoque histórico, ha examinado los caminos a través de los cuales las Iglesias han expresado su comunión en los primeros siglos y su significado en la búsqueda de la comunión en nuestros días. En su último encuentro ese organismo ha profundizado sobre la naturaleza de los sacramentos, especialmente del Bautismo, ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
A este propósito, el Pontífice ha recordado la figura de un gram inspirador de este diálogo, Su Santidad Ignacio Zakka l Iwas, Patriarca de la Iglesia Siro Ortodoxa de Antioquía y de todo Oriente, fallecido el año pasado, y se ha unido a la oración del clero y los fieles por ese »entregado servidor de Dios».
