Francisco sintió paz en su elección y esa paz le acompaña hasta hoy

En el aniversario del segundo año como Pontífice, concede una entrevista a la televisión mexicana Televisa

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El papa Francisco ha sido entrevistado por la periodista Valentina Alazraki, corresponsal de Noticieros Televisa en el Vaticano, a unos días de cumplir dos años como Pontífice. Durante la entrevista, el Santo Padre ha hablado sobre las reacciones que desató el e-mail enviado a un amigo argentino donde hablaba de  “evitar la mexicanización de Argentina”. El Papa también hace referencia a los hechos de violencia que han afectado el país en los últimos años, pero afirma que no es el primer momento difícil por el que el país ha atravesado a lo largo de la historia y podrá superarlo. El Pontífice recuerda cómo fue el día de su elección como Sucesor de Pedro, la paz que sintió aquel día y que desde entonces siente. También comenta la reforma de la Curia, el Sínodo sobre la familia y los casos de pederastia.

Sobre qué significa visitar México y su frontera con Estados Unidos, el Santo Padre explica que “hoy día la emigración es fruto del malestar en el sentido etimológico de la palabra, fruto del hambre, de buscar nuevas fronteras”. Pero evidentemente –señala– la migración hoy día está muy relacionada al hambre, a la falta de trabajo. “A esta tiranía de un sistema económico que tiene al dios dinero en el centro y no a la persona ¿no? Y entonces se descarta gente”, afirma el Pontífice. Al respecto se alegra de que Europa esté revisando su política migratoria. “Italia fue muy generosa y quiero decirlo” dice Francisco haciendo referencia a la situación de Lampedusa. Pero volviendo a la situación concreta de la frontera de México y Estados Unidos, el Papa indica que “además es una zona de mucha lucha de problemas de narcotráfico”. Y habla de Morelia, toda esa zona, “es una zona de mucho sufrimiento donde también las organizaciones de traficantes de droga no se van con chiquitas ¿no?, es decir, saben hacer sus trabajos de muerte, ¿no?, son mensajeros de muerte, sea por la droga, o sea por limpiar, entre comillas, a aquellos que se oponen a la droga, los 43 estudiantes, de alguna manera están pidiendo que, no digo venganza, justicia, y que se los recuerde”. A propósito Francisco reconoce que quiso hacer cardenal al arzobispo de Morelia, “porque está en la sartén”. O sea –explica– un hombre que está en una zona muy caliente, y es un testimonio de hombre cristiano, de un gran sacerdote.

Hablando sobre el difícil momento que atraviesa ahora México el Papa indica que no es el primer que pasa. “Yo pienso que a México el diablo lo castiga con mucha bronca. Por esto. Creo que el diablo no le perdona a México, que Ella haya mostrado ahí a su Hijo. Interpretación mía”, afirma el Papa. Sobre las responsabilidades, Francisco observa que no toda la culpa se la puede echar al Gobierno. “Yo sé que es muy difícil denunciar a un narcotraficante. Porque le va la vida, es una especie de martirio ¿no? Es duro, pero creo que todos en situaciones así, sea en México o no en México, tenemos que poner el hombro. O sea el echarle la culpa a un solo sector, a una sola persona, a un solo grupo, es infantil”.

El Papa también responde a una pregunta sobre la “mexicanización” de Argentina de la que habló en un e-mail privado a un amigo suyo y en ciertos sectores dicha expresión hirió. “Evidentemente que es un término, permítaseme la palabra, técnico. No tiene nada que ver ya con la dignidad de México. Como cuando hablamos de la balcanización, ni los serbios, ni los macedonios, ni los croatas se nos enojan. Ya se habla de balcanizar algo y se usa técnicamente y los medios de comunicación lo han usado muchas veces ¿no?”, explica. Y precisa que leyó estadísticas que hablaba que el 90 por ciento del pueblo mexicano no se sintió ofendido por eso. “Lo cual me alegra. Para mí habría sido un gran dolor que se interpretara de esa manera”. 

Haciendo referencia a este hecho, que un e-mail privado acaba trascendiendo públicamente, la periodista le pregunta si no ha pensado decirle a la gente a la que llama o escribe “esto es privado”. Francisco explica que normalmente lo hace “pero a veces la gente no, no se aguanta”. A continuación el Papa afirma que “a veces yo me he sentido usado por la política del país. Políticos argentinos que pedían audiencia”. De este modo indica que “claro los argentinos cuando vieron un Papa argentino se olvidaron de todos los que estaban a favor o en contra del Papa argentino”.

La entrevista coincide con el segundo aniversario del Pontificado de Francisco, de ahí la pregunta sobre el día de la elección.

“La cosa fue muy sencilla. Yo me vine con una valijita chica porque hice el cálculo, y dije el Papa no va nunca a asumir en Semana Santa. Por lo tanto yo me puedo venir tranquilamente y estar el Domingo de Ramos en Buenos Aires. Dejé preparada la homilía del Domingo de Ramos sobre mi escritorio y me vine con lo necesario para esos días, aunque pensaba que podía ser un cónclave muy corto ¿no?” Sobre el Cónclave, el Papa afirma que el fenómeno de las votaciones es un fenómeno interesante. “Hay candidatos ya fuertes. Pero mucha gente que no sabe dónde dar el voto. Entonces elige seis, siete, que son los votos depósito. Entonces yo deposito el voto en usted y cuando veo ya quien va se lo doy.  O sea, son, es como una provisoriedad. Eso es general en las votaciones de grupos grandes, no cierto. O sea sí, yo tenía algunos votos, pero depósito”, explica Francisco en la entrevista.

En la primera votación de la tarde –prosigue el Papa– cuando yo vi que ya eso ya podía ser irreversible, lo tenía al lado y esto lo quiero contar porque hace a la amistad al cardenal Hummes, que para mí es un grande, me decía: “No te preocupes, así obra el Espíritu Santo”.

Además, el Papa cuenta también que durante la votación, rezaba el Rosario, “solía rezar los tres Rosarios diarios, tenía mucha paz. Yo diría que hasta inconsciencia. Lo mismo cuando se dio la cosa, y para mí ese fue un signo de que Dios quería eso. La paz. Hasta el día de hoy no la he perdido”.

Y aquel día llegó su primer “problema con el protocolo”, cuando pidió al vicario de Roma y al cardenal Hummes que le acompañaran en ese momento, algo que no estaba previsto. Sobre el momento concreto en la ventana central de la Basílica, Francisco recuerda que sintió profundamente que un ministro necesita la bendición de Dios, pero también la de su pueblo.

Por otro lado responde también a preguntas sobre lo que más le gusta y lo que no tanto de ser Papa. Le gusta todo, pero “lo único que me gustaría es poder salir un día, sin que nadie me conociera e irme a una pizzería a comer una pizza”.

Asimismo explica que no es que antes no le gustara venir al Vaticano, lo que al Papa no le gusta es viajar. “Yo soy muy pegado al hábitat, es una neurosis”, bromea. A propósito de vivir en Santa Marta explica que “es simplemente porque hay gente. Yo allá solo, no hubiera soportado. No porque sea lujoso, como algunos dicen, no. No es lujoso. El apartamento no es lujoso. Es grande. Pero esa soledad no la hubiera tolerado”.

Francisco afirma en la entrevista que su Pontificado “va a ser breve”, “pero tengo la sensación que el Señor me pone para una cosa breve, nomás y… Pero es una sensación”. Sobre la posibilidad de renunciar indica que cree que “lo que hizo el Papa Benedicto fue abrir una puerta”. Añade que no es de la idea de poner una edad como para los obispos eméritos pero sí de lo que hizo Benedicto. Recuerda que lo vio recientemente en el Consistorio, “estaba feliz, contento. Respetado por todo el mundo. Yo lo voy a visitar. A veces le hablo por teléfono. Como dije, es como tener al abuelo sabio, en casa”.

A propósito de su primer encuentro con Benedicto XVI, el 23 de marzo de 2013, “ahí me sentí como que mi papá me llevaba y me enseñaba y me hacía sentar. Él fue el anfitrión en el sentido más humano de la palabra”.

Otro tema abordado en la entr
evista es la reforma de la Curia. Y Francisco habla sobre la conversión del corazón. “Tiene que dejar lo que pueda tener de corte todavía y ser un grupo de trabajo, al servicio de la Iglesia. Al servicio de los obispos. Evidentemente que eso indica una conversión personal”, explica.

Y habla también en concreto de los símbolos: el coche, la ropa… “Trato de ser yo, como me gusta, y a veces por ahí exagero en alguna cosa que puede ofender a alguien. No sé en eso me tengo que cuidar”. Del mismo modo precisó sobre su discurso a la Curia en Navidad y las enfermedades de las que habló. El marco de lo que dijo es, “estamos a fin de año, hagamos un examen de conciencia”. Pero –reconoce– no es que la Curia está cayéndose a pedazos de todas estas complicaciones o enfermedades. A propósito de las resistencias en la Curia, el Pontífice afirma que nunca ha castigado a alguien por decirle las cosas a la cara “esos son los colaboradores que yo quiero”.

En relación a su opción preferencial por los pobres, el Santo Padre indica que lo que siempre ataca él es “la seguridad en la riqueza. No pongas tu seguridad ahí. En el Evangelio Jesús en eso es radical”. También afirma que le indigna “el salario injusto. Porque uno se enriquece  a costa de la dignidad no dada a la persona”.

Otro asunto importante del que hablan en la entrevista es el Sínodo de la familia. El Papa cree que “hay expectativas desmesuradas” y aclara que el Sínodo de la Familia “no lo quise yo. Lo quiso el Señor. Y fue una cosa de Él”. El Papa observa que “hay una crisis familiar dentro de la familia” y desde ese punto de vista cree que lo que el Señor quiere es que se enfrente la “preparación al matrimonio, acompañamiento de los que conviven, acompañamiento de los que se casan, y llevan bien su familia, acompañamiento de los que han fracasado, en la familia y han hecho una nueva unión, preparación al Sacramento del matrimonio, no todos están preparados”. Y a propósito de la forma en la que se desarrolló el Sínodo, el Papa especifica que se opone a que sean publicadas las cosas que dice cada uno con nombre y apellido, “que se sepa lo que se dijo, no tengo problema. Pero no quién lo dijo. De manera que se sienta libre para decir lo que quiere”.

El asunto de la pederastia y Marcial Maciel también ha sido uno de los puntos de la entrevista. “Cuando me enteré del ‘escandalazo’ realmente me dolió mucho, me escandalicé. ¿Cómo esta persona pudo llegar hasta esto?”, se pregunta el Papa. Y explica que “acá, cuando se tomó conciencia de la cosa, se empezó a actuar fuerte”. Y deja claro que el entonces cardenal Ratzinger y San Juan Pablo II eran conscientes y dijeron: adelante. Uno, en la investigación. Y el otro dando luz verde.

Sobre el problema del abuso de menores reconoce que es un problema grave, “la mayoría de los abusos se dan en el entorno familiar y vecinal”. Pero, “un solo cura, que abuse de un menor, es suficiente para mover toda la estructura de la Iglesia y enfrentar el problema”. Hay que seguir adelante, y no volver un paso atrás, asegura Francisco.

La periodista también pregunta al Santo Padre si alguna vez ha pensado “tendría que morderme la lengua” por su lenguaje espontáneo y poco convencional. “Siempre he hablado así. Siempre. Por ahí es un defecto, no sé. Pero la gente creo que me entiende”, observa el Papa.

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