Gratitud del Papa por la cálida acogida en la localidad alpina donde descansa

Agradece el concierto en su honor, en Lorenzago di Cadore

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LORENZAGO DI CADORE, jueves, 12 julio 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha expresado su agradecimiento por la acogida que la región alpina donde descansa le está brindando.

En Lorenzago di Cadore, de la diócesis de Belluno-Feltre (en plenos Dolomitas), se celebró en la noche del miércoles un concierto en su honor por la festividad de San Benito.

El Papa se hizo presente con un mensaje –dirigido al párroco, don Sergio De Martin Modolado-, leído por su secretario antes de la interpretación en la iglesia parroquial. Las palabras se acogieron entre fuertes aplausos.

La falta de espacio físico impidió que accedieran a la iglesia cuantos habían acudido, pero se colocaron pantallas gigantes en el exterior para seguir la bella ejecución musical.

En el texto –difundido este jueves por la Oficina de Prensa de la Santa Sede- Benedicto XVI da las gracias por «la acogida» de los residentes a su llegada a la «bella localidad rodeada de preciosos bosques y de las majestuosas montañas de los Dolomitas».

En particular «doy las gracias por el deseo que habéis manifestado de que transcurra un provechoso período de descanso, y que tanto agradezco porque está sostenido por la oración, con la que cuento tanto para realizar la misión que el Señor me ha confiado».

En cuanto a la cita musical y a la presentación de una exposición dedicada a los «Tesoros de arte en las iglesias del Alto Belluno» para «honrar a San Benito, patrono de Europa, en el día de su fiesta», el Papa da las gracias de modo especial al maestro español José Luis González Uriol por su interpretación con el «histórico órgano, rey de los instrumentos musicales, recién restaurado».

Igualmente su agradecimiento es para la participación, en el evento, de «los componentes de la "Schola Cantorum» de Lorenzago, porque como recuerda San Agustín, «quien canta reza dos veces»».

Benedicto XVI concluyó el breve mensaje asegurando su «participación espiritual» en este acto y enviando a la comunidad de Lorenzago di Cadore un «cordial y afectuoso saludo», asegurándole su recuerdo para la festividad de los Santos Ermagora y Fortunato, patronos del lugar que se celebran este jueves.

Poco después de las 18.00 horas del miércoles, el Santo Padre salió a dar un breve paseo fuera de la villa y se encaminó al Santuario de Lozzo di Cadore dedicado a la Virgen de Loreto. El lugar fue construido en 1658.

El diario oficioso de la Santa Sede «L’Osservatore Romano» publica una breve crónica y dos fotografías de esta salida del Papa, paseando y orando, protegido con una prenda de abrigo ligera.

En el Santuario el Santo Padre estuvo en oración ante los retablos de la Virgen de Loreto y de María Niña.

A continuación, en el mismo lugar, en el sendero del bosque de Vizza, dio un paseo rezando el Rosario. Regresó a Lorenzago di Cadore a la hora y media.

La salida fue inesperada, relata el enviado de «Avvenire» -Salvatore Mazza- a «Radio Vaticana»: «El Papa pasó a través del pueblo sin que nadie se diera cuenta. Llegó al pequeño Santuario, que está a unos siete kilómetros de Lorenzago. Allí se encontró con una religiosa [de Florencia, Maria Basso], quien le saludó: el automóvil se detuvo y el Santo Padre bajó la ventanilla».

«Trabajo aquí cerca, en una residencia de ancianos», le dijo la religiosa. «¡También yo soy un anciano!», respondió el Papa.

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ZENIT Staff

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