Guadalajara acorta las distancias entre católicos latinoamericanos y estadounidenses

Impresiones del cardenal Theodore E. McCarrick, arzobispo de Washington

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GUADALAJARA, miércoles, 13 octubre 2004 (ZENIT.orgEl Observador).- La delegación estadounidense presente en el Congreso Eucarístico Internacional ha manifestado su intención de conocer mejor la cultura católica de México y, así, poder ofrecer un mejor servicio de asistencia espiritual a los miles de inmigrantes hispanos, en particular mexicanos, que a diario cruzan la frontera, en busca de trabajo.

En opinión del cardenal Theodore E. McCarrick, arzobispo de Washington, los sacerdotes y obispos de Estados Unidos deben conocer mejor las necesidades espirituales de la comunidad mexicana que, a menudo, forma parte central de la conformación de las parroquias en buena parte de las diócesis de la Unión Americana.

La población hispana ha pasado a ser la primera minoría –por encima de la población negra o afroantillana– en el país del Norte.

«El fenómeno de la migración hacia Estados Unidos hoy toma una nueva dimensión y propone nuevos retos a las comunidades religiosas que trabajan con los mexicanos indocumentados o con residencia legal en la nación americana», explicó el cardenal McCarrick, en una entrevista concedida al diario mexicano «El Universal».

Además, advirtió el prelado que las poblaciones de inmigrantes mexicanos han pasado de California y Texas a, prácticamente, todo el territorio de Estados Unidos, lo que plantea retos y oportunidades extraordinarias a la Iglesia católica de Estados Unidos.

Se calcula que son 42 millones de hispanos los que viven ahora en esa nación.

El cardenal McCarrick dijo que por primera vez en la historia de la inmigración a Estados Unidos, gente mexicana llega al noreste del país y a otras regiones que antes no se hubiera imaginado.

Ciudades como Nueva York y Chicago han comenzado a asemejarse a Los Ángeles o Houston, con una comunidad hispana, concretamente mexicana, numerosa y católica, que preserva sus tradiciones y ha cambiado el rostro religioso de la Unión Americana, de tal modo que, según cálculos de especialistas, en poco menos de dos décadas superará a las confesiones protestantes.

«Cuando fui obispo en Nueva Jersey no había una gran comunidad, pero ahora el grupo de los mexicanos está aumentando mucho», relató el arzobispo de Washington.

Cabe recordar que, a raíz de esta inmigración acelerada, Estados Unidos es ahora el tercer país en número de católicos (detrás de Brasil y México) del mundo.

«Debemos estar más conscientes de las tradiciones mexicanas y de la manera de participar con ellos en la vida eclesial; sería muy importante también que los estadounidenses entráramos en un diálogo con nuestros hermanos obispos de México para saber de primera mano qué es lo que quieren los mexicanos» dijo el prelado.

Antaño los encuentros entre obispos mexicanos y estadounidenses se producían exclusivamente con el motivo de transferir recursos económicos hacia México.

Ahora ambas iglesias reconocen haber madurado en su colaboración pastoral, que entre otras cosas se ha cristalizado en la cooperación de las diócesis de ambos lados de la frontera para tratar la candente cuestión migratoria.

Este verano más de 400 mexicanos -incluyendo mujeres y niños-han encontrado la muerte en su intento de por llegar a Estados Unidos.

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ZENIT Staff

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