Guatemala: reconocimiento pontificio a dos mayas por su empeño evangelizador

En la clausura del II Congreso Nacional Misionero ante 10 mil personas

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QUETZALTENANGO, jueves, 12 mayo 2005 (ZENIT.org).- Con la participación de 10 mil personas, durante la Eucaristía de clausura de tres días de trabajos del II Congreso Nacional Misionero de Guatemala, el domingo pasado dos catequistas de etnia maya k’iche recibieron la distinción «Pro Ecclesia et Pontifice» por su compromiso en la evangelización de sus comunidades.

Fue el nuncio apostólico en Guatemala, el arzobispo Bruno Musarò, el encargado de entregar el reconocimiento papal a Eusebio García y Catarino Tzin en el estadio Mario Camposeco, de Quetzaltenango, donde se recibió a la numerosa asamblea.

De 57 años, Eusebio García lleva 36 como catequista en Totonicapán –ciudad a 207 kilómetros de la capital guatemalteca–, una de las regiones más elevadas y frías del país, explica la agencia «Fides» del dicasterio misionero.

Comenzó su labor con los Agustinos Recoletos. En su realidad maya ha trabajado incansablemente por su país, se ha dedicado a dar catequesis y a apoyar a las comunidades en el camino de promoción humana.

En estos años, el catequista ha sido un gran colaborador de los sacerdotes en la proclamación del Reino de Dios. Es ministro de la Palabra, forma parte del coro parroquial y también ha sido alcalde auxiliar.

Por su parte Catarino Tzin, de 58 años, ha sido catequista en distintas escuelas de muchos pueblos cercanos al suyo, Zunil. Hablando a su gente del amor de Dios, ha difundido los valores cristianos y humanos.

Después de haber pasado toda la juventud al servicio de la evangelización, ahora se dedica a dar cursos orientados a recibir la Confirmación.

El arzobispo de Los Altos Quetzaltenango-Totonicapán, monseñor Víctor Hugo Martínez Contreras, recalcó que los dos catequistas condecorados con la distinción pontificia representan a muchos hombres y mujeres indígenas, personas sencillas, trabajadores, que han dado también sus vidas a la causa de la difusión del Evangelio.

«Hagamos misioneras nuestras parroquias» ha sido el lema de este Congreso, en cuyas conclusiones los participantes lanzan, entre los desafíos misioneros, que la misión se introduzca como eje transversal en los planes pastorales de las parroquias, que se promueva un uso mejor de los medios de comunicación para la evangelización y que se cuide la formación cristiana, especialmente de los líderes, para que se comprometan más en asumir los retos misioneros.

Igualmente se señala la importancia de que se prevea una formación misionera para los seminaristas, se refuercen las comisiones diocesanas para la misión –para que, a partir de éstas, todas las parroquias sean motivadas a caminar con la Iglesia a nivel nacional y se afronten los retos misioneros–, se favorezca la unidad entre grupos laicales y parroquias –para potenciar las actividades evangelizadoras–, y que los congresos misioneros sean una realidad y en cada diócesis se celebren con cierta periodicidad.

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ZENIT Staff

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