Guzmán Carriquiry: Signos de esperanza para el desarrollo en América Latina

Habla el subsecretario del Consejo Pontificio para los Laicos

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RIMINI, 29 agosto 2003 (ZENIT.org).- Desde América Latina provienen signos de esperanza de crecimiento, tan necesario para abandonar situaciones dramáticas de pobreza, considera un colaborador laico de Juan Pablo II.

Pero para que este objetivo pueda alcanzarse, según el doctor Guzmán Carriquiry Lecour, subsecretario del Consejo Pontificio para los Laicos, es necesario que América del Norte y Europa comprendan que «América Latina no necesita ayudas, sino la posibilidad de poder comerciar en condiciones de paridad».

Según este Uruguayo, que presta funciones en la Santa Sede desde hace treinta años, Argentina y Brasil, están demostrando últimamente que el «subcontinente» latinoamericano puede desempeñar el papel que le corresponde en la economía mundial.

En una entrevista concedida a Zenit, Carriquiry, doctor en Derecho y Ciencias Sociales, autor del libro de reciente publicación «Globalización e identidad católica de América Latina» (Plaza y Janés), comenzó afrontando la situación argentina.

«Mi parecer sobre el programa actual de gobierno es positivo, aunque hay que esperar todavía la prueba de los hechos. Es pronto para expresar un juicio», explica.

Le entrevista tiene lugar en el marco del Meeting por la amistad entre los pueblos que organiza el movimiento Comunión y Liberación en Rimini (Italia) del 24 al 30 de agosto.

Precisamente en este mismo acontecimiento, en el que en total participarán unas 600.000 personas, ha intervenido el ministro argentino de Economía, Roberto Lavagna, quien también ofreció signos de esperanza para la economía de su país.

«Argentina es demasiado rica para estar tan mal –reconoce Carriquiry–. Lo importante es no resucitar los fantasmas del pasado y no recorrer los caminos ideológicos. En este momento lo que cuenta es afrontar la realidad».

«El proceso de saneamiento es difícil, largo y complejo –subraya–. La reconstrucción no afecta sólo a la dimensión económica, sino también y sobre todo al aspecto espiritual, educativo, formativo y cultural».

En este sentido, considera, «el arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, es un punto de referencia irrenunciable».

Por lo que se refiere a la grave deuda argentina, Carriquiry considera que «las instituciones internacionales, tras un momento de rigidez, han comprendido que tienen que colaborar. Las recetas demasiado rígidas no funcionan. Hace falta más flexibilidad. Se espera con confianza en un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para apoyar decididamente a Argentina».

Por lo que se refiere a la situación de Brasil, y a la labor del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Carriquiry considera que «parece haber dejado a un lado la senda ideológica para adoptar un realismo económico moderado, afrontando de manera concreta los muchos problemas y relanzar así el desarrollo y la cooperación dentro del MERCOSUR»

«América Latina en su conjunto se encuentra ante citas importantes», recuerda Carriquiry». «La primera afecta a las negociaciones a favor de un área de libre comercio, que vaya desde Canadá hasta la Tierra de Fuego. La segunda cita afecta a las negociaciones con la Unión Europea».

«América Latina pide una mayor liberalización de los mercados y un descenso de los aranceles, especialmente en lo que se refiere a los productos agrícolas», aclara.

«América Latina no tiene necesidad de ayudas, sino de la posibilidad de poder comerciar en condiciones de paridad. Para ello es necesario superar las tentaciones proteccionistas que son predominantes sobre todo en Europa», concluye.

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ZENIT Staff

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