Habla el eparca iraquí que propuso el Sínodo de Oriente Medio

Entrevista con monseñor Louis Sako, arzobispo caldeo de Kirkuk

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ROMA, domingo, 10 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Monseñor Louis Sako, arzobispo caldeo de Kirkuk, fue el primero en proponer públicamente la celebración de un Sínodo de todos los obispos de Oriente Medio, y Benedicto XVI aceptó el reto de esta convocatoria sin precedentes en la historia.

En esta entrevista, el prelado iraquí analiza los objetivos de esta cumbre episcopal que se celebra en el Vaticano del 10 al 24 de octubre sobre el tema: «La Iglesia católica en Oriente Medio: comunión y testimonio. ‘La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma’ (Hechos 4, 32)».

–¿Cómo han trabajado ustedes sobre el documento de los «Lineamenta» (Directrices) que sirvió para preparar este Sínodo?

–Monseñor Sako: Hemos trabajando con los sacerdotes, los diáconos, los religiosos, el consejo diocesano y los responsables de actividades religiosas. Lo hemos querido preparar también con la asamblea de los obispos católicos y con el sínodo caldeo. Pero creo que falta tomar conciencia sobre la importancia de este sínodo. ¡Muchos obispos piensan que Roma lo organiza!

–¿Y cómo han preparado el «Documento de trabajo», el «Instrumentum laboris», que sirve de base para las intervenciones en el Sínodo?

–Monseñor Sako: En este Sínodo, insistimos en dos puntos esenciales: comunión y testimonio. Nos hemos dividido y hemos perdido la dimensión misionera de nuestra Iglesia, su naturaleza, sin embargo, es la comunión y la misión. Creo que por este motivo nuestras Iglesias orientales han perdido su dinamismo. Vamos a trabajar en estos puntos: sin unidad, sin comunión, de nuestras pequeñas Iglesias, y sin un auténtico testimonio, no hay futuro. Nuestros vecinos musulmanes no comprenden nuestras divisiones y esperan de nosotros un testimonio diferente al de ellos.

–¿Cómo prepara a su eparquía para recibir las conclusiones del Sínodo?

–Monseñor Sako: Dado que yo lancé la idea de este Sínodo, estoy totalmente comprometido en traducir en la vida concreta sus directivas.

–¿Cree que esta iniciativa pontificia puede servir a la unión entre las Iglesias orientales católicas y la misión de la Iglesia en Oriente?

–Monseñor Sako: Católicas o no, las Iglesias afrontan un gran peligro al cerrarse en la «etnia-nacionalista», en vez de abrirse a todos. La unidad es una urgencia para sobrevivir en Oriente. Las diferencias son litúrgicas o de idioma. Tener cinco obispos católicos en una misma ciudad para pequeñas comunidades es un problema. Traducimos en general nuestros ritos en árabe para que puedan ser comprendidos por nuestros fieles. Por tanto, es importante replantear la estructura de nuestras diócesis.

–¿Cree que este Sínodo puede ayudar a avanzar en la unión con las demás Iglesias orientales (ortodoxas)?

–Monseñor Sako: Con las Iglesias apostólicas no católicas, el problema es la eclesiología: hay que tener el valor de derribar las formalidades e ir a lo concreto. En ocasiones, tengo la sensación de que las relaciones entre las Iglesias acaban convirtiéndose en diplomacia. La unión de Iglesias hermanas reforzará al cristianismo oriental, cuya existencia está amenazada.

–Ustedes viven en contacto con musulmanes, que son sus compatriotas. ¿Cree que el Sínodo puede ayudar a las relaciones de las Iglesias con las diferentes ramas del Islam? ¿Cómo?

–Monseñor Sako: Para construir la confianza, hay que presentar sinceramente nuestras diferencias y también nuestros mutuos miedos. Hay que trabajar en un mundo pluralista. Hay que ayudar a los musulmanes para que olviden el deseo de imponer la Charia (ley islámica). El mundo ha cambiado, la religión es una opción personal y no una obligación política.

Entrevista realizada por la Obra de Oriente, http://www.oeuvre-orient.fr

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ZENIT Staff

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