Habla el obispo católico expulsado de Rusia, monseñor Mazur

«Es una auténtica violación del derecho constitucional de los católicos»

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ROMA, 22 abril 2002 (ZENIT.orgAvvenire).- Monseñor Jarzy Mazur, obispo de Irkutsk (Rusia), ha vuelto a Varsovia tras la anulación de su visado, en espera de acontecimientos y huésped de la Sociedad del Verbo Divino, la congregación a la que pertenece. A pesar de la desilusión, responde en manera equilibrada, serena y sin dramatizar.

–¿Se esperaba una decisión tan dura?

–Monseñor Mazur: No, de ninguna manera. Ha sido un golpe, visto que a pesar de dificultades fácilmente imaginables, he evitado siempre entrar en cuestiones políticas. He sido siempre muy prudente. En el ámbito de mis prerrogativas, hice todo lo posible por ayudar a los pobres, los enfermos de sida, los ancianos. Y he actuado siempre sin hacer distinciones de pertenencia confesional. Para mí, cuando una persona sufre, no hay diferencia si es católico, ortodoxo o musulmán.

–¿Cómo es su relación con la jerarquía ortodoxa?

–Monseñor Mazur: He tratado siempre instaurar un diálogo abierto y sincero con los ortodoxos en todos los aspectos de la vida cotidiana. Incluso les he devuelto dos iglesias. Sus fieles son más numerosos que los nuestros y me habían hecho saber que las necesitaban. Así nuestras relaciones se han consolidado según modos, a mi parecer, muy constructivos.

–Aparentemente no había, por tanto, motivos para anular su visado.

–Monseñor Mazur: Diría que no. Por lo que se refiere a mí, en un espíritu de diálogo, he tratado incluso de dar respuesta a los llamamientos del presidente Vladimir Putin para intensificar las ayudas en el plano social. No veo, por tanto, ningún motivo concreto que pudiera inducir a las autoridades de Moscú a tomar tal decisión. Con todos los esfuerzos puestos en marcha para consolidar el diálogo, me habría esperado cualquier cosa menos un trato semejante.

–¿Hay una relación, a su entender, entre la decisión que le ha afectado y la anulación del visado del padre Stefano Caprio?

–Monseñor Mazur: No hay duda que ambos casos tienen la misma motivación. Estamos frente a auténticas violaciones de los derechos constitucionales de los católicos rusos, a graves limitaciones de la libertad de conciencia, como ha denunciado con fuerza el arzobispo Kondrusiewicz, metropolita de Moscú.

–¿Cómo explicar una postura semejante por parte de las autoridades de Moscú?

–Monseñor Mazur: Es otra prueba de la confusión que reina en Rusia. No creo que las violaciones de los derechos, incluso en mi caso y el del padre Caprio, puedan deberse a la estrategia del presidente Putin. Más bien, él está tratando de mejorar la imagen de la nueva Rusia a nivel internacional, en especial a nivel europeo. Pero hoy la sociedad rusa se mueve entre desequilibrios evidentes y residuos del pasado que hacen el panorama difícilmente descifrable.

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ZENIT Staff

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