ROMA, miércoles, 9 mayo 2007 (ZENIT.org).- «Tener un corazón grande para llegar a todos sin ahorrar esfuerzos para lograrlo»: es la indicación del prefecto de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos a las Obras Misionales Pontificias (OMP).
Las OMP son una institución de la Iglesia universal y de cada Iglesia particular, surgidas con el objetivo de apoyar la actividad misionera de la Iglesia en las regiones no cristianas.
Dependen del citado dicasterio misionero –cuyo prefecto es el cardenal indio Ivan Dias-; se configuran en una única institución con cuatro Obras diferentes: la Obra de la Propagación de la Fe, la Obra de San Pedro Apóstol, la Obra de la Infancia Misionera y la Unión Pontificia Misional.
Convocada en Roma, la parte organizativa de la Asamblea Anual de las OMP, del 3 al 8 de mayo, ha contado con la participación de 115 directores nacionales de los cinco continentes. Son los encargados de decidir la distribución de los fondos –reunidos el último año en todo el mundo– atendiendo a criterios de equidad, justicia y necesidad.
Secretario adjunto del dicasterio misionero y presidente de las OMP, monseñor Henryk Hoser cerró el martes la Asamblea recordando las palabras del cardenal Dias a la misma. El purpurado indio habló «de trabajar corazón a corazón», cita el órgano informativo «Fides» de la Congregación vaticana.
«Estamos aquí al servicio de la Iglesia misionera», dijo en la apertura de la Asamblea el cardenal Dias, recordando a los directores nacionales que su primera tarea no es tanto la recogida de donativos para las distintas necesidades, aún siendo numerosas en el mundo, sino sobre todo la animación misionera.
«Debéis tener un corazón grande para llegar a todos sin tener en cuenta los esfuerzos necesarios para lograrlo», les pidió, exhortándoles igualmente a llevar adelante su labor con responsabilidad y transparencia como «administradores de los bienes recibidos».
En el curso de la reunión de las OMP se ha constatado el aumento de los donativos para la Obra Pontifica de la Infancia Misionera, que sostiene proyectos -a favor de la infancia más necesitada-, durante el año 2006 por valor de unos 18 millones de euros. Para el presente año, se pondrán a disposición de la infancia unos 22 millones de euros.
Por su parte, al Obra de Propagación de la Fe sostiene unos seis mil proyectos cada año, procurando distribuir ayudas de acuerdo con las numerosas peticiones que recibe su secretariado. Además del gran compromiso a nivel mundial que supone la atención a estos proyectos, implica una cercanía no simbólica, sino real a la vida de la Iglesia en otros continentes, subraya el dicasterio misionero. Las ayudas distribuidas en el último período superaron los 92 millones de euros.
La formación de más de 81 mil seminaristas es sostenida por la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, contribuyendo así a la formación del clero local en las Iglesias de misión
En la Asamblea asimismo se ha subrayado la llamada de la Unión Pontificia Misionera a ser «el alma de las OMP», poniéndose «al servicio de la misionariedad de las Iglesias», apunta «Fides».
De hecho, el tema de la responsabilidad y comunión de las Iglesias para la misión es el objetivo específico de esta Obra para 2006-2007, y de ahí también el Congreso Mundial sobre misioneros «Fidei Donum» que promueve desde este miércoles, también en Roma, sustituyendo la sesión pastoral de la Asamblea General de las OMP.
El Congreso conmemora el 50º aniversario de la Encíclica «Fidei donum» del Siervo de Dios, el Papa Pío XII.
La iniciativa, emprendida también a petición de los directores nacionales de las OMP, busca reflexionar sobre el camino recorrido, con sus luces y sombras, y ayudar a aportar una renovada y más auténtica identidad a los misioneros «fidei donum» («don de la fe», aquellos que, desde diócesis de antigua fundación, marchan de misión a comunidades eclesiales nuevas) a la luz de la experiencia, del magisterio del Papa y de los documentos de las Conferencias Episcopales.
