Hacia el equilibrio entre trabajo y maternidad

Las mujeres tienen cada vez más éxito en su carrera profesional aunque existan todavía dificultades.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

17 mar 2001 (ZENIT.org).- Las mujeres tienen cada vez más éxito en su carrera profesional aunque existan todavía dificultades. Un estudio reciente del «Wall Street Journal» (1 de marzo) sobre mujeres influyentes en Europa examinó a treinta mujeres de negocios. El «Journal» citaba un estudio de las cincuenta mejores escuelas de negocios del mundo, indicando que Europa, con el 26%, está alcanzando a EE.UU, 30%, en el número de alumnas.

Un factor que limita la cantidad de mujeres ejecutivas, indicaba Ann-Kristin Achleitner, profesora de banca y finanzas en la «European Business School», es que «para llegar a puestos influyentes en las grandes compañías tienes que haber estado trabajando de diez a quince años, y hay pocas mujeres aquí que realmente lo hayan hecho».

En Estados Unidos las mujeres también tienen dificultades para alcanzar la cumbre. El pasado 27 de noviembre, la revista «Business Week» observaba que aunque el 45% de los puestos directivos los ocupan mujeres, sólo dos de las quinientas mayores empresas del país tienen jefes ejecutivos del sexo femenino: Carly Fiorina, en Hewlett-Packard, y Andrea Jung de Avon Products.

Los indicadores de desarrollo del Banco Mundial para el 2000 muestran una media de participación femenina en el mercado laboral mundial del 40,5%. De cualquier modo, el estudio advierte que se subestima el número de mujeres trabajadoras porque muchas trabajan en granjas o en empresas familiares sin retribución.

Trabajo y maternidad

Durante las últimas décadas se han producido frecuentes luchas por la conquista de la igualdad de oportunidades para ambos sexos en el puesto de trabajo. Han desaparecido ya muchos obstáculos para las mujeres, aunque la situación varía considerablemente de un país a otro.

Un tema que ahora se está analizando es cómo pueden hallar las mujeres un equilibrio entre el trabajo y la familia. Según un examen llevado a cabo como parte del estudio del «Wall Street Journal», la mitad de las mujeres entrevistadas manifestó tener tiempo suficiente para los hijos además de la opción de volver al trabajo, pero otro 36% que tiene hijos en casa teme perder su promoción durante el permiso de maternidad.

Estas diferencias se reflejan en un debate en diarios australianos sobre cómo armonizar maternidad y trabajo. En el «Sydney Morning Herald» (27 de febrero), Bettina Arndt comentaba que «las mujeres que cambian tener hijos por una carrera pueden encontrarse con que han hecho un mal negocio».

Observaba Arndt que el deseo de alcanzar la cima profesional parece ser el factor primordial que ha llevado a la tendencia en muchos países occidentales de una cifra en aumento de mujeres sin hijos. El peligro aquí es que cada vez más mujeres confían en las satisfacciones profesionales como su principal fuente de plenitud en la vida. En opinión de Arndt, «esto es probablemente una opción muy arriesgada».

Arndt citaba varios estudios, en hombres, en los que se demuestra que, a menudo, el éxito en el trabajo no colma sus expectativas de una vida de calidad. Arndt también encontraba respaldo en la feminista Betty Friedan. En el libro de Friedan «The Fountain of Age», investigaciones recientes muestran que las mujeres mayores que han compaginado matrimonio, maternidad y trabajo disfrutan del nivel de bienestar psicológico más elevado, significativamente superior al de las mujeres que ni se habían casado ni eran madres.

Dorothy Cook, en «The Age» (8 de marzo), replica que hay muchos motivos razonables para que las mujeres duden en tener hijos. Uno de los principales es que «vivimos en una economía anti-niños de largas jornadas laborales y elevado coste del cuidado de los hijos, la educación y la vivienda».

Aún cuando los deseos emocionales de las mujeres sean importantes, «se ven constreñidas por la realidad que nos rodea». El mundo de hoy, indicaba Cook, «es más rápido, más fragmentado, más desconcertante y guiado por el consumidor. Las relaciones íntimas son más difíciles de crear y mantener, a merced de una cultura del consumidor salvaje que es en sí misma anti-hijos y anti-intimidad».

Otra opinión aporta Catherine Keenan en el «Sydney Morning Herald» (9 de marzo). La mayoría de las mujeres aún desea hijos al casarse, indica Keenan, pero en la sociedad actual el matrimonio y los hijos se posponen, y las relaciones a menudo acaban en separación o en divorcio antes de que lleguen los hijos. Cuando la familia se rompe, normalmente es la mujer quien cuida a los hijos, y pensar en el peso de una maternidad en soledad lleva a luchas a descartar la idea de tener hijos. Para resolver el problema, Keenan afirma que «necesitamos condiciones laborales diseñadas para familias y no para individuos, y que los hombres se tomen más en serio las responsabilidades de la paternidad».

A un nivel más personal, Amber Rust comentaba su experiencia al «Sunday Times» (11 de marzo). Licenciada en Oxford, decidió renunciar a la carrera y ahora, con 28 años, tiene dos hijos. Ninguno de sus amigos ha creado una familia, prefiriendo dedicarse al trabajo. Rust observaba que tener hijos al principio es económicamente difícil, porque estaba aún liquidando el préstamo de sus estudios. Además, encontrar hoy un trabajo que ofrezca la necesaria flexibilidad para cuidar a los hijos es complicado. No se arrepiente de su decisión de iniciar una familia y sacrificar sus perspectivas laborales, sin embargo querría encontrar un modo de «hacerme justicia a mí misma y a mi educación sin trabajar muchas horas en una oficina».

En un artículo anterior, Bettina Arndt, razonaba a favor de más oportunidades de jornada parcial. En el «Sydney Morning Herald» (23 de diciembre) Arndt citaba la investigación de una socióloga de la «London School of Economics», Catherine Hakim, quien revela que mientras entre el 10 y el 30% de mujeres opta por una dedicación plena al trabajo, y un número equivalente deja el mercado laboral para dedicarse a la familia, el resto busca el modo de compaginar ambas cosas.

El libro de Hakim, «Work-lifestyle Choices in the 21st Century», dice que las mujeres que desean compatibilizar el trabajo con el cuidado de los hijos están limitando cada vez más sus familias a un solo hijo, especialmente en países como Estados Unidos y Francia.

El estudio indica que en ciertas etapas de la vida, cuando las mujeres no tienen hijos pueden trabajar a tiempo completo, pero cuando tienen niños, tiene que dar marcha atrás completamente o trabajar a tiempo parcial.

Ann Crittenden comenta en su reciente libro, «The Price of Motherhood: Why the Most Important Job in the World Is Still the Least Valued», que la maternidad conlleva un elevado precio, sobre todo en la pérdida de salarios y beneficios. Crittenden trabajó unos veinte años, los últimos ocho en «The New York Times», antes de dejarlo para criar a su hijo. Considerando sólo los salarios perdidos, calcula que la maternidad le ha costado entre 600.000 y 700.000 dólares durante los quince años que dedicó a su hijo.

Crittenden, según «Business Week» (2 de marzo), es una «feminista comprometida», pero no está de acuerdo con que las principales organizaciones feministas otorguen aún poco valor a la maternidad y al papel de la mujer en la familia. Entre las reformas que Crittenden apoya están la semana laboral más corta, políticas de permisos más generosas, reforma de impuestos en favor de la familia, y preescolar para todos los niños entre 3 y 4 años.

Las razones sobre cómo reconciliar igualdad, trabajo y familia son complejas. Sin embargo cada vez más mujeres se dan cuenta de que es necesario luchar no sólo por la equiparación en el puesto laboral, sino también por el reconocimiento del valor de la maternidad. La discriminación existe cuando se niega a las mujeres la promoción laboral o la aptitud para acceder a ciertos empleos, pero también cuando no pued
en conseguir una jornada parcial si tienen hijos o la vuelta al mundo laboral tras retirarse algunos años para formar una familia.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación