Haití: Monseñor Tomasi pide reconstruir sobre los derechos humanos

Intervención en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU

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GINEBRA, viernes 29 de enero de 2010 (ZENIT.org).- El “plan de reconstrucción” en Haití debe basarse en los derechos humanos y aplicar el principio de subsidiariedad para que los haitianos se hagan cargo de su reconstrucción.

Lo advierte el representante permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales con sede en Ginebra monseñor Silvano M. Tomasi.

El prelado intervino este jueves 27 de enero en la 13a sesión especial del Consejo de Derechos Humanos sobre el apoyo a la reconstrucción tras el terremoto del pasado 12 de enero.

En el caso de Haití, indicó monseñor Tomasi, “los derechos, entre otros, a la vida, a la nutrición, al agua, a la salud, al desarrollo, a una esperanza de vida adecuada, y el derecho a un trabajo digno, ya estaban en gran medida ausentes”.

Monseñor Tomasi recordó la importancia del principio de “subsidiariedad” y pidió que esta ayuda “ofrezca en primer lugar a los haitianos la capacidad de reconstruir ellos mismos las infraestructuras que necesitan y de asumir sus responsabilidades políticas y sociales”.

“La Iglesia, parte integrante de la sociedad haitiana, continuará colaborando activamente en la reconstrucción del país promoviendo los derechos humanos más fundamentales y contribuyendo al progreso de la salud y de la educación de los haitianos, en el marco de su justa aspiración a una vida de libertad y de dignidad”, afirmó monseñor Tomasi.

En cuanto a la situación de la Iglesia local, en un país “mayoritariamente católico”, monseñor Tomasi destacó que está simbolizada por la foto de la catedral derrumbada, que ha dado la vuelta al mundo.

Mencionó la muerte del arzobispo de Puerto Príncipe, de religiosos y religiosas, de sacerdotes y de seminaristas, pero también de colaboradores laicos -algunos de ellos, extranjeros al servicio de la población haitiana-, y los grandes daños materiales: escuelas, hospitales, dispensarios destruidos.

Esta “tragedia” también es una llamada a la “solidaridad de la comunidad internacional” para “responder inmediatamente” a las necesidades de los haitianos y para “poner los derechos humanos en la base de un plan de reconstrucción sano”.

Él recordó las palabras de Benedicto XVI en la audiencia general al día siguiente del seísmo, el 13 de enero.

“Llamo a la generosidad de todos, para que no les falte a estos hermanos que viven un momento de necesidad y de dolor, nuestra solidaridad concreta y el apoyo fáctico de la Comunidad Internacional”, dijo el Papa ese día.

Y añadió: “La Iglesia católica no dejará de activarse inmediatamente a través de sus instituciones caritativas para salir al encuentro de las necesidades más inmediatas de la población”.

Monseñor Tomasi apreció la movilización mundial, entre ella la de las ONG católicas, para la reconstrucción de Haití.

Por ejemplo Caritas Internationalis ha destinado a ella 33 millones de dólares, y la Catholic Relief Services (CRS), ha dedicado 25 millones de dólares.

También expresó las condolencias de la Santa Sede “al Gobierno y al pueblo de Haití” representados en la sesión, por las decenas de miles de víctimas.

Mencionó los “millones sin refugio” y la “destrucción” de Puerto Príncipe y de otras ciudades de la isla, y apreció la iniciativa de Brasil para esta sesión.

[Por Anita S. Bourdin, traducción del francés por Patricia Navas]

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ZENIT Staff

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