¿Hay un objetivo en la evolución? Pregunta el Observatorio Astronómico Vaticano

En un simposio de investigadores

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 20 junio 2004 (ZENIT.org).- El Observatorio Astronómico Vaticano ha convocado un simposio de expertos en diferentes disciplinas para plantear una pregunta que en ocasiones parece olvidada en la investigación científica: ¿hay un objetivo en la evolución?

«El punto interrogativo en el título es de una importancia capital, dado que el simposio afrontará una cuestión que queda por resolver», responde un comunicado de prensa distribuido en la Sala de Prensa de la Santa Sede.

«La efectividad e integración del sistema biológico es sorprendente –reconoce el anuncio–. Sin embargo, en círculos científicos, se da una asentada desconfianza en el lenguaje teológico, a pesar de que en ocasiones investigadores utilizan la palabra «designio» a la hora de lidiar con las sorprendentes complejidades que estudian».

Con este objetivo, del 24 al 26 de junio, el Observatorio Astronómico Vaticano acogerá un simposio que cuenta con el patrocinio de la Fundación John Templeton.

«Planteada cruelmente, la visión científica aceptada generalmente es que los seres humanos o cualquier otro producto de la diversificación de la evolución son algo accidental y, por consiguiente, incidental», reconoce el comunicado.

Existe la «aplastante impresión» –sigue reconociendo– de que para los científicos nos encontramos ante «un proceso de evolución que podría haberse realizado en una miríada de direcciones separadas», explica.

«El objetivo del simposio no es polemizar con esta visión del mundo, sino preguntarse si es suficiente y, si no, considerar qué es lo que necesitamos para saberlo y en definitiva cómo podemos llegar a la información necesaria con uno o más programas de investigación», anuncia la nota.

Participarán trece investigadores en las áreas de la biología, bioquímica, ecología, geología, neurociencias, paleontología, filosofía de las ciencias, y teología, en el Observatorio Astronómico Vaticano, que tiene su sede histórica en Castelgandolfo, localidad a unos 30 kilómetros de Roma.

Los investigadores tendrán que responder a cinco preguntas, explica el comunicado:

–¿Se puede hablar de una bioquímica universal?

–¿Cómo emergen niveles de complejidad? ¿Son inevitables?

–¿Podemos definir propiamente restricciones en la evolución?

–¿Qué nos dice la convergencia sobre la evolución?

–¿Qué entendemos por inteligencia? La inteligencia, ¿es un producto inevitable de la evolución?

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ZENIT Staff

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