¿Hay un prejuicio anticristiano en el Parlamento Europeo?

Habla el vicepresidente de la Convención de Cristianos por Europa

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BRUSELAS, jueves, 2 diciembre 2004 (ZENIT.org).-
Tras la polémica sobre las raíces cristianas de Europa y el veto al ministro italiano Rocco Bottiglione como candidato a comisario de Justicia y Libertades de la Comisión Europea, el vicepresidente de la Convención de cristianos por Europa, Giorgio Salina, ha denunciado otros casos de intolerancia anticatólica.

Según ha declarado a Zenit Salina, el pasado martes 23 de noviembre, la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo examinó la petición presentada por las organizaciones que, hace un año, lanzaron una colecta de firmas a favor de la mención de las raíces cristianas, y en particular, de los principios y valores contenidos en el «Manifiesto de Bruselas».

El Manifiesto contempla el respeto del carácter sagrado de la vida humana, la libertad de pensamiento y religión, la libertad de expresión pública y asociada, la promoción de la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, la subsidiariedad como libertad y responsabilidad de la sociedad civil, la solidaridad y la lucha contra la pobreza en ámbito nacional, europeo e internacional.

La petición, anexa al manifiesto, recogió en torno a 1,4 millones de firmas, y obtuvo la adhesión de organizaciones que representan en total a más de 55 millones de inscritos y adherentes.

–¿Cómo reaccionó la Comisión de Peticiones?

–Giorgio Salina: La Comisión de Peticiones se concentró solamente en la cita de las «raíces cristianas» y, al final del debate, aprobó (siete votos contra dos, estando ausentes treinta diputados), una moción que sugiere a los estados indicar en la fase de transmisión de la ratificación, su eventual preferencia por la cita de las raíces cristianas.

Hay que decir que, a pesar de las declaraciones de Marcin Libicki, polaco y presidente de la Comisión de Peticiones, no es cierto que la citada comisión pueda dirigirse directamente a los gobiernos, sin una decisión del Parlamento, previo el parecer de la Comisión de Asuntos Constitucionales. Además, muchos observadores consideran que incluso si fuera así, la señalación de preferencia no tendrá ningún valor de decisión.

–¿Se debatió el caso Buttiglione?

–Giorgio Salina: Durante el debate, intervino el británico Roger Helmer, afirmando que Buttiglione ha sido objeto de un furor anticristiano casi persecutorio. Pero en la reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales, que tuvo lugar el jueves 25 de noviembre, al inicio de la sesión, intervino de manera imprevista la comisaria para las Relaciones Institucionales y vicepresidenta de la Comisión, Margot Wallström, sueca.

En su alocución, dijo entre otras cosas que hay que modificar la praxis de propuesta de comisarios por parte de los estados miembros, lo cuales deben comprobar que los candidatos comparten, en su conjunto, el consenso comunitario. Es decir forman parte de la cultura dominante.

El vicepresidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Riccardo Ventre, intervino, con corrección y cortesía, subrayando que se trataba de una clara referencia a Rocco Bottiglione, y anticipó su perplejidad por el hecho de que un candidato a comisario tenga que aceptar, totalmente, letra y espíritu, la legislación vigente. Una cosa es respetarla mientras que está en vigor y otra, estar de acuerdo con ella.

La comisaria Wallström reaccionó airadamente y negó referirse a Buttiglione, aunque no respondió a la verdadera cuestión que se le había presentado.

–¿Se debatió el Manifiesto de Bruselas?

–Giorgio Salina: Fueron concedidos sólo tres minutos, y se exigió que este tiempo fuera tajantemente respetado. Tomaron la palabra el representante de los humanistas, una protestante, en nombre de las iglesias cristianas, y la ex diputada Elisabeth Montfort, promotora de la petición sobre la mención de las «raíces cristianas» y del «manifiesto de Bruselas».

Apenas ultimada la brevísima intervención de la señora Montfort, Voggenhuber clausuró la reunión, afirmando que la petición estaba superada porque el preámbulo cita la aportación de la religión, y el texto del tratado constitucional acoge todos los valores y principios citados.

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ZENIT Staff

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