Historiador chino reconoce la fuerza moral del cristianismo en la China actual

MACAO, 12 diciembre 2002 (ZENIT.org).- La comunidad cristiana en China representa un fuerte impulso moral en la sociedad contemporánea, reconoció un profesor universitario de Pekín recientemente.

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Las declaraciones tuvieron lugar durante un simposio internacional organizado en Macao por el «Ricci Institute» y el «Instituto do Oriente» con sede en Lisboa (Portugal), recoge la Agencia Fides .

El 450º aniversario de la muerte de San Francisco Javier –3 de diciembre de 1552– es el marco en el que se convocó este encuentro, cuyo tema principal fue «Religión y Cultura: aproximaciones del pasado, globalización del presente, desafíos futuros».

Acudieron a la cita estudiosos de Asia, Australia, Europa y Estados Unidos, además de los de Hong Kong, Macao y China continental. Todos ellos tuvieron ocasión de poner frente a frente la modernización social y la religión, en particular el cristianismo.

El profesor chino Wang Xiaochao, de la Universidad Qinghua de Pekín, confirmó la función moral de la religión, especialmente del cristianismo, en la China moderna.

Según sus palabras, la comunidad cristiana no sólo ha promovido un alto sentido moral dentro de la propia comunidad, sino que ha dado un fuerte impulso moral a toda la sociedad contemporánea.

El propio gobierno reconoce el papel positivo de la religión, confirmando su política sobre la libertad religiosa según el carácter socialista chino.

Al comentar este fenómeno, el profesor Hu, de la Facultad de Ciencias Religiosas de la Universidad de Pekín y profesor invitado tanto en Hong Kong como en el extranjero, declaró a Fides que «la sociedad china de hoy, sobre todo la franja juvenil, tiene un gran deseo de vida espiritual».

«El éxito económico o social ya no sacian a la gente –constató el profesor Hu–. La moda de leer antiguos textos filosóficos chinos relativos a la ética y a la moral –como el célebre “si shu wu jing”– es significativa».

«La religión, o mejor dicho, la comunidad religiosa, cristiana, musulmana o budista, ha respondido a esta exigencia oportunamente. Así que el papel social de la religión ciertamente no se puede ignorar», concluyó.

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ZENIT Staff

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