BEIRUT, 7 agosto 2001 (ZENIT.org).- El Líbano vive un momento histórico para su reconciliación nacional: el cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, patriarca de Antioquía de los Maronitas, se encontró el fin de semana pasado con Walid Yumblatt, jefe de la milicia drusa, responsable durante la guerra civil de terribles ataques contra la comunidad cristiana..
El domingo, el cardenal Sfeir instó a la reconciliación entre los diferentes comunidades libanesas, y pidió que entierren las diferencias que condujeron a la cruenta guerra civil que tuvo lugar entre 1975 y 1990.
«Cualquier reino, nación o ciudad dividida termina por arruinarse», dijo el patriarca durante una misa celebrada en la localidad de Deir Al Kamar, en la región del Chuf, una de las afectadas por el conflicto fratricida.
El viernes el cardenal Sfeir había celebrado la eucaristía en Damur, ciudad destruida hace 25 años. Por primera vez desde hace doscientos años un patriarca maronita visita el Chuf, corazón de la montaña libanesa, donde la guerra fue particularmente violenta.
Hasta ahora, el patriarca se había negado a visitar la región, pues el Estado todavía no ha indemnizado a los cristianos flagelados por los años de violencia ni ha garantizado el regreso de los refugiados a sus poblados.
Sin embargo, el cardenal ha decidido visitar ahora a Yumblatt, cuyas milicias fueron responsables del asesinato de miles de asesinatos y la destrucción de centenares de iglesias y casas, quien después de la guerra ha ocupado en varias ocasiones el Ministerio de Refugiados, en su residencia de Mukhtara, para pedirle que acelere el regreso de los cristianos a su tierra.
El acercamiento entre el patriarca y el líder de los drusos tiene lugar después de que ambos se pronunciaran contra la presencia siria en el Líbano, que mantiene a más de 30 mil hombres en el país.
En 1983, durante la «guerra de la montaña», más de 150.000 cristianos tuvieron que abandonar el Chuf.
