Honores a la bandera de México en la catedral rompen 150 años de tabúes

De la oposición Iglesia-Estado, a la colaboración

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CIUDAD DE MÉXICO, 16 septiembre 2002 (ZENIT.org).- El arzobispo primado de México rindió este domingo honores a la bandera nacional en el atrio de la catedral metropolitana, rompiendo tabúes que duraban desde hace 150 años, según constata la prensa local.

En el santuario entró una escolta de estudiantes que portaba la Bandera Nacional, a la que rindieron honores el cardenal Norberto Rivera, los obispos auxiliares, y los fieles. Todos de pie entonaron el himno nacional, según informa el diario «El Universal».

Posteriormente, el purpurado leyó un mensaje con motivo del 192 aniversario de la independencia de México, en donde hizo un llamado al pueblo a buscar los caminos de la reconciliación y del perdón, de unidad y de progreso. Concluyó exclamando: «¡Viva México! ¡Viva la Independencia! ¡Vivan nuestros símbolos patrios!».

El padre Luis Felipe García, maestro de ceremonias litúrgicas de la catedral metropolitana, explicó este hecho inédito en la historia reciente de México, caracterizada por una interpretación radical de la separación Iglesia-Estado: «Vivimos nuevos tiempos».

«Vamos a cumplir diez años de relaciones Iglesia-Estado. No nos estamos metiendo en lo que no nos importa, sólo pedimos a Dios que bendiga a esta nación», aclaró, al tiempo que dijo que un católico también es mexicano.

La Iglesia en México, segundo país en número de católicos, en la mayor parte del siglo XX carecía de todo tipo de reconocimiento jurídico. Los sacerdotes estaban despojados de buena parte de los derechos civiles.

La situación era heredera de las Leyes de Reforma, que en 1859 confiscaron todas las propiedades eclesiásticas en el país. Ulteriores leyes más radicales, promulgadas a finales de los años diez y veinte del siglo XX, provocaron una de las persecuciones religiosas más sangrientas de esa centuria.

Vicente Fox, primer presidente que no procede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) desde hace siete décadas, rompió muchos de estos tabúes el 30 de julio pasado, al dar la bienvenida al Papa en el aeropuerto internacional con un beso en la mano.

El padre García aclaró que la veneración de los símbolos nacionales en un recinto religioso no busca romper con el Estado laico, sino unirse a los festejos de las Fiestas Patrias.

Recordó que esta práctica de honores a los símbolos patrios en el Día de la Independencia es común en las diócesis de Tehuacán y Durango, pero es la primera vez que ocurre en la Ciudad de México.

«A partir de ahora se espera que esta ceremonia, se pueda repetir cada 16 de septiembre y los 24 de febrero, Día de la Bandera», comentó.

En su mensaje, el cardenal Norberto Rivera hizo un llamamiento a los mexicanos a recuperar «la confianza y la esperanza que permitirá emprender un nuevo camino».

Alentó a recuperar «el crecimiento económico tan urgente», a garantizar «la creación de empleos», a repartir «de manera más justa los beneficios económicos» y a crecer «en la educación que nos abrirá nuevas puertas».

Como consecuencia de ello, necesariamente disminuirá la pobreza y la inseguridad pública que tanto llena de angustia.

Por ello, el cardenal pidió a los mexicanos buscar los caminos de reconciliación y perdón: «La historia nos enseña que los pueblos salen del atolladero cuando son capaces de reconciliarse».

«Si nos reconciliamos como mexicanos, el símbolo de la Bandera que hoy veneramos será un verdadero símbolo de unidad e independencia», añadió.

Y concluyó: «No nos dejemos atrapar por la espiral diabólica en donde parece que todos estamos enfrentados contra todos».

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ZENIT Staff

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