«Hoy más que nunca Angola necesita paz en la justicia», afirma el Papa

Visita «ad limina» de los obispos angoleños y de Santo Tomás y Príncipe

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 26 octubre 2004 (ZENIT.org).- «Hoy más que nunca Angola necesita paz en la justicia», afirmó Juan Pablo II al recibir a los obispos de este país africano y de Santo Tomás y Príncipe al concluir su visita «ad limina apostolorum» quinquenal.

El Pontífice indicó que en Angola hace falta «una verdadera reconciliación que rechace la tentación de recurrir a la violencia», una «profunda reconciliación nacional».

«Es necesario trabajar incesantemente para ofrecer a las generaciones futuras un país en el que convivan y colaboren fraternalmente todos los miembros de la sociedad», añadió en el encuentro que tuvo lugar este viernes.

Asimismo subrayó la importancia de que haya «un intercambio fraterno de ideas y colaboración» entre los miembros de la Conferencia Episcopal, de modo que se pueda poner en práctica «una distribución de los recursos materiales y espirituales entre las diócesis que tienen mayores necesidades».

De tal modo, dijo Juan Pablo II a sus interlocutores, los obispos podrán ser capaces de «rehacer las comunidades destruidas por la guerra, consolar los corazones heridos» y ayudar a las personas que se les han confiado a «progresar en el camino evangélico».

«Os exhorto a trabajar incansablemente por la reconciliación y a dar auténtico testimonio de unidad a través de gestos de solidaridad y de ayuda a las víctimas de decenios de violencia», indicó el Santo Padre.

Animó a los obispos a no descuidar la formación de los evangelizadores y los catequistas, añadiendo que «los candidatos al sacerdocio deben ser atentamente seleccionados y formados».

Los obispos, explicó, «están llamados a despegarse de los bienes materiales y a dedicarse al servicio de los hermanos mediante la entrega total y personal del celibato. Los comportamientos escandalosos deben ser siempre analizados, identificados y corregidos».

«El florecimiento de las vocaciones a la vida consagrada, especialmente a la vida religiosa femenina, es un regalo magnífico del cielo a la Iglesia de Santo Tomás y Príncipe y de Angola», concluyó Juan Pablo II.

Angola goza actualmente de un régimen de estabilidad interna, iniciado el 4 de abril de 2002, tras un acuerdo de paz firmado entre el Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA) y la Unión para la Liberación Total de Angola (UNITA) que, desde 1975, año en el que el país obtuvo la independencia de Portugal, mantenían una dramática guerra civil.

Sin embargo, el país sigue viviendo el drama de los refugiados. Según datos de la agencia “Fides”, este año casi 24.000 angoleños han regresado al país mediante convoyes organizados por el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), provenientes de la República Democrática del Congo (10.834), de Zambia (10.630) y de Namibia (2.615).

Se estima que, en el momento de la firma de los acuerdos de paz, en 2002, había 441.000 refugiados angoleños en los países limítrofes y que, desde entonces, unos 250.000 han vuelto a casa, mientras que otros 200.000 permanecen todavía en los principales países de asilo, como República Democrática del Congo, Namibia y República del Congo (Brazzaville).

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ZENIT Staff

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