I Congreso del Movimiento Grupos de Oración de los Hijos Espirituales de Juan Pablo II

Celebrado en Roma sobre el vínculo mariano de Karol Wojtyla

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ROMA, lunes, 28 mayo 2007 ( ZENIT.org).- En el primer aniversario de su nacimiento, el Movimiento Grupos de Oración de los Hijos Espirituales de Juan Pablo II ha celebrado en Roma su primer Congreso profundizando en el vínculo de entrega del Papa Karol Wojtyla a la Virgen María.

La convocatoria del sábado de la joven asociación, ya reconocida a nivel diocesano, ha sido difundida por «Radio Vaticana». Marco de la celebración ha sido también el 90º aniversario de las apariciones de la Virgen de Fátima, tan querida para el fallecido Papa.

El vicario general del Santo Padre para la Ciudad del Vaticano, el arzobispo Angelo Comastri, participó en el Congreso junto a monseñor Giangiulio Radivo, asistente espiritual de este movimiento. Acogió la cita el Pontificio Seminario Romano Mayor.

Respectivamente intervinieron sobre el significado teológico de la entrega a María realizada por Juan Pablo II, y sobre el vínculo de éste con la Virgen de Fátima.

«Juan Pablo II tuvo una relación de devoción, una relación de afecto hacia la Virgen que supuso una gran enseñanza para toda la Iglesia», reconoció el arzobispo Comastri en los micrófonos de la emisora pontificia.

«En ciertos aspectos nos ayudó a redescubrir a María», por ejemplo «a partir de la Escritura», admitió.

Y recordó que «la entrega a María que Juan Pablo II quiso realizar de manera extraordinaria y también coral en 1984 fue el acto que después preparó para la caída del Muro de Berlín y la de los regímenes ateos del este de Europa».

«Todos sabemos qué ocurrió después de 1984 hasta 1991. Cayó un muro tras otro hasta que se arrió, el 25 de diciembre de 1991, la bandera roja del Kremlin», añadió.

Aclara monseñor Comastri: «La entrega a María no es pedirle lo que nos corresponde a nosotros; no es decir: «María, te confiamos el problema, ocúpate tú, nos echamos a un lado». No; entregarse a María quiere decir: «Nosotros te reconocemos como el modelo de la fe, como Aquella que ha dicho el «sí» más bello, como Aquella que conoce todo el camino de la fe porque lo ha recorrido. Nos entregamos a ti. Ayúdanos a hacer contigo el camino de la fe»».

«El acto de entrega, por lo tanto, tiene un valor dinámico –recalca el prelado-. Representa ponerse a disposición para caminar. Es una forma de entregarse para que se pueda crecer en la fe, para que María nos ayude a convertirnos en fieles discípulos como Ella».

Es el itinerario sobre el que se ha reflexionado en el I Congreso del Movimiento Grupos de Oración de los Hijos Espirituales de Juan Pablo II, orientado a proseguir con alegría y fe la vía que el Papa Wojtyla trazó, «recurriendo a la oración para vencer los males de nuestro siglo y ser amor y voz incesante que llega a toda vida, para dar esperanza y confianza, consuelo y fortaleza».

De acuerdo con la iniciativa –en marcha desde el 25 de marzo de 2006–, el Grupo «quiere repetir incansablemente» la invitación de Juan Pablo II: «Abrid de par en par las puertas a Cristo», con el estímulo de Benedicto XVI que prácticamente completa el de su predecesor: «Abrid de par en par las puertas a Cristo porque Él no quita nada, ¡lo da todo!».

El Grupo de Oración abre sus puertas a cuantos quieran adherirse a él: obispos, sacerdotes, misioneros, misioneras, religiosos, religiosas, laicos, familias, jóvenes, chavales, seminaristas, enfermos, ancianos.

El requisito es que exista la voluntad de realizar un camino constante para crecer en la fe, participando en momentos de oración comunitarios, para que, orando, pueda haber un sostenimiento recíproco y una orientación más ferviente a metas más elevadas.

El grupo (primero de Roma, en la Basílica de Santa María de los Ángeles) da la bienvenida (en su web www.prayingwithkarol.org) a cuantos se quieran unir a él, ya procedan de otros puntos de la Ciudad Eterna, de Italia o del mundo.

Acoge, por lo tanto, a los grupos que se deseen esta adhesión, con tal de que vivan los mismos objetivos y utilicen las pautas de los encuentros de oración propuestas, de manera que juntos puedan profundizar y meditar todo lo que ofrecen tanto el Siervo de Dios Juan Pablo II como Benedicto XVI.

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ZENIT Staff

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