Iglesia-Estado, colaboración con «autonomía y diferencia», propone Juan Pablo II

«Tienen una finalidad convergente»: la persona y el bien común

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 16 marzo 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II considera que la Iglesia y el Estado pueden y deben colaborar en su servicio a la persona y al bien común con relaciones de «autonomía y diferencia».

El pontífice afronta el candente debate a nivel internacional del papel de la religión en la vida pública en el mensaje que ha enviado este jueves al nuevo embajador de Panamá ante la Santa Sede, Lawrence Edward Chewning Fábrega.

Para el pontífice, el hecho de que la gran mayoría de los países del mundo, como Panamá, hayan entablado relaciones con la Santa Sede, es una prueba concreta del «entendimiento y estrecha colaboración» que puede darse entre «las autoridades públicas y la Iglesia».

El obispo de Roma manifiesta en la misiva su complacencia al «constatar que el nuevo gobierno» de la República de Panamá, cuyo presidente es n Martín Torrijos Espino «ha manifestado su intención de continuar y acrecentar estas relaciones».

«Desde la autonomía y diferencia de sus propios cometidos y en el riguroso respeto de las respectivas competencias, la Iglesia y los poderes públicos tienen una finalidad convergente: promover el bien integral de cada persona y el bien común de la sociedad», asegura el Papa.

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ZENIT Staff

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