Iglesia y sociedad aplauden el frenazo de la carrera norcoreana de armamento nuclear

SEÚL, miércoles, 14 febrero 2007 (ZENIT.org).- Si bien con «luces y sombras», el acuerdo firmado el martes para el desarme atómico norcoreano ha sido acogido con satisfacción por la Iglesia en el país y la sociedad civil.

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Estos suspiros de alivio –que tienen eco en medios internacionales- aplauden el pacto alcanzado en Pekín sobre la detención del programa militar nuclear norcoreano, fruto aquél de las negociaciones que han incluido a Rusia, Japón, los Estados Unidos China y las dos Coreas.

La agencia «Fides» de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos no omite que Pyongyan ha subrayado que el acuerdo prevé una «suspensión de las actividades», no su definitiva interrupción.

Tal acuerdo contempla que en 60 días Pyongyan ponga en marcha los procedimientos para la parada de las instalaciones y en particular de su único reactor de Yongbyon; recibirá a cambio inmediatamente 50 mil toneladas de combustible –o el equivalente en fondos o en ayuda alimentaria-.

Corea del Norte igualmente acepta proporcionar un inventario –a cambio de más fuentes energéticas- de las cantidades de plutonio que posee, y permitir las inspecciones de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA).

Al poco de la firma del acuerdo, llegó de la Iglesia católica en Corea la expresión de su «alegría y satisfacción» por el mismo, y el agradecimiento a las naciones que han contribuido «a evitar una verdadera catástrofe para toda la humanidad», declaro el arzobispo de Seúl –y administrador apostólico de Pyongyang-, el cardenal Nicholas Cheong Jin-suk, a la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews.it».

Para el purpurado, este acuerdo «ha evitado una catástrofe de alcance inimaginable». «Estamos satisfechos y damos gracias a Dios por cómo han concluido las cosas», añade.

El pacto «presenta luces y sombras, dado que la energía que el régimen quiere a cambio del desmantelamiento irá, en primer lugar, a los depósitos de los medios militares. Con todo, debemos pensar que también a la población, la cual, si bien de manera inferior, se beneficiará de ello», prosigue.

Por su parte, el gobierno de los Estados Unidos aludió el martes a la puesta en marcha de conversaciones con Corea del Norte orientadas a establecer relaciones diplomáticas plenas, y anunció que en los próximos dos meses encaminará los procedimientos para tachar Pyongyan de la lista del terrorismo, aparte de la supresión de sanciones comerciales respecto al país, apunta la agencia del PIME.

El lanzamiento de misiles y la prueba nuclear que llevó a cabo, cuatro meses atrás, el régimen norcoreano estalinista guiado por Kim Jong-Il, fue el detonante de la alarma en la comunidad internacional ( Zenit, 19 octubre 2006).

Reflexiona «AsiaNews.it» que el abastecimiento energético que pide Corea del Norte para facilitar el citado inventario le permitirá mantener activar las industrias para proseguir con el programa de venta de misiles a Siria, Libia e Irán.

Y desde las páginas del diario italiano «Avvenire» se opina que esta victoria diplomática del régimen de Pyongyan no lo es de la población norcoreana.

Para ello se remite a las cifras del hambre: se necesitan al menos cinco millones de toneladas de alimento, pero el país produce menos de cuatro millones.

Los 23 millones de habitantes del territorio viven una situación agravada este año por las fuertes lluvias estivales y por las sanciones impuestas tras las pruebas nucleares del pasado 9 de octubre, como la suspensión del envío de 500 mil toneladas de alimentos desde Corea del Sur.

«Caritas» ya dio la voz de alarma de esta situación en diciembre, y el Programa Alimentario Mundial informó de que 1,9 millones de personas necesitan ayuda urgente.

En cualquier caso, en plena oleada de optimismo por el acuerdo de Pekín, Seúl ha relanzado la propuesta de poner oficialmente fin a la guerra de Corea (1950-1953), técnicamente aún en situación de armisticio, como ha deseado el presidente surcoreano Roh Mooh yun, cuyo viaje oficial por Europa –recuerda «Fides»– hará escala el jueves en el Vaticano.

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ZENIT Staff

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