CIUDAD DEL VATICANO, domingo 7 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- El discurso que pronunció Benedicto XVI el 1 de febrero a los obispos de Inglaterra y Gales ha hecho estallar una serie de críticas de periódicos y blogs que acusan al Papa de injerencia por criticar un proyecto de ley británico sobre igualdad de los homosexuales.
El portavoz de la Santa Sede considera que las palabras del pontífice no han sido comprendidas adecuadamente, pues «asegurar que la igualdad de oportunidades para todos los miembros es un objetivo noble. Sin embargo, en ciertos casos, se trata de alcanzarlo con leyes que imponen límites injustos a la libertad de las comunidades religiosas para actuar según sus propias convicciones».
«Si estas leyes contradicen la ley natural, se socava el fundamento que garantiza la igualdad y, por tanto, el derecho a disfrutar de la igualdad de oportunidades», aclara el padre Federico Lombardi, S.I., en el último editorial de «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano.
El Papa explicó a los obispos británicos que «vuestro país es bien conocido por su firme compromiso con la igualdad de oportunidades para todos los miembros de la sociedad. Sin embargo, como habéis señalado con razón, el efecto de algunas de las leyes destinadas a alcanzar ese objetivo ha impuesto limitaciones injustas a la libertad de las comunidades religiosas para actuar de acuerdo con sus creencias.».
Cuando el pontífice pronunció sus palabras los parlamentarios británicos estaban analizando un ley radical de igualdad que que provocó críticas de numerosos sectores pues, en el intento de garantizar un trato igual para todos, parece exigir a las organizaciones privadas que tomen decisiones laborales en conflicto con sus convicciones.
Algunas de estas instituciones, no sólo católicas, han denunciado que esta ley, por ejemplo, busca el que las parroquias o escuelas contraten a profesores de religión que promueven abiertamente los comportamientos homosexuales.
Las palabras del Papa, según el padre Lombardi, «tocan un punto crítico de los debates sobre la igualdad de los derechos, sumamente actuales en muchos países del mundo; debates que involucran a aspectos fundamentales de la visión del hombre: el derecho a la vida, la sexualidad, la familia…».
El sacerdote jesuita considera que el magisterio del Papa «no son ni mucho menos una interferencia de la Iglesia en la dinámica social y política, sino una debida –y por tanto valiente– manifestación de sus posiciones al servicio del bien común».
El portavoz vaticano cita al rabino jefe las Congregaciones Judías Unidas de la Commonwealth, Lord Jonathan Sacks, quien, alertando ante el uso ideológico del tema de la igualdad de los derechos, denuncia que puede utilizarse para atacar a las religiones.
En el diario «The Times», el rabino ha escrito que «en vez de ver las palabras del Papa como una intervención inadecuada, deberíamos utilizarlas como estímulo para emprender un debate honesto sobre dónde hay que situar la linea que separa nuestra libertad como individuos de nuestra libertad como miembros de comunidades de fe. Una no puede alcanzarse sacrificando a la otra».
Por este motivo el padre Lombardi concluye: «No sólo los católicos ven el problema: es un problema para todos, que hay que afrontar con honestidad, si queremos construir juntos una sociedad mejor».
