CIUDAD DE GUATEMALA, 27 febrero 2003 (ZENIT.org).- Animar la vida de la Iglesia en todo el continente y asumir el compromiso de la misión «ad gentes» es el objetivo con el que se ha convocado el II Congreso Americano Misionero (CAM2) y VII Congreso Misionero Latinoamericano (COMLA7).
La invitación la hizo monseñor Rodolfo Quezada Toruño –arzobispo de Guatemala y presidente de la Conferencia Episcopal guatemalteca–, en nombre del episcopado del país, tras consultar a los presidentes de los episcopados de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y El Salvador.
«Iglesia en América, tu vida es tu misión» es el lema bajo el que se desarrollará la reunión, que nació promovida por las Obras Misionales Pontificias.
Surgido en México en 1977, el COMLA se orienta a profundizar en la responsabilidad misionera de la Iglesia en América.
Aunque el CAM 2 tendrá lugar en Ciudad de Guatemala –del 25 al 30 de noviembre–, su preparación ha sido asumida por la Iglesia en toda Centroamérica.
Ante la inmensa mayoría de personas que aún no conocen a Jesucristo como Salvador, monseñor Quezada subrayó en su convocatoria la urgencia de la misión universal «ad gentes», que debe anteponerse incluso a las necesidades de la Iglesia en la región.
Además constató la apremiante necesidad de la evangelización frente a todas las situaciones humanas que «necesitan redención y exigen de nosotros una defensa decidida dela vida, la libertad, los derechos humanos, la construcción de la paz, la promoción de la reconciliación, la verdad y el amor».
Por ello recordó que «cada uno de los bautizados tiene la misión de hacer resplandecer el Evangelio en todo tiempo y lugar, rechazando y denunciando todo cuanto atente contra la dignidad de los hijos e hijas de Dios».
La evangelización desde Centroamérica
El arzobispo de Guatemala explicó que la tarea misionera desde las tierras centroamericanas está marcada por unos rasgos característicos: «Queremos ser testigos del Evangelio de la vida desde la pequeñez, la pobreza y el martirio».
Desde la pequeñez –«no somos grandes ni en número, ni en recursos, ni en tamaño»– se evangeliza con plena confianza en Dios.
«Asumimos los desafíos (…) que se presentan en la realización de la misión» –dijo monseñor Quezada–. «Creemos que el éxito de la tarea misionera será el que Dios quiera darle».
Además subrayó que, desde la pobreza, «queremos seguir siendo apóstoles de Jesús desde nuestras humildes y sencillas posibilidades. Damos lo que hemos recibido: entregamos nuestra fe y nuestra alegría».
«Finalmente realizamos la misión desde el martirio», añadió. En efecto, como constató el prelado, la Iglesia en América Central, especialmente la de Guatemala, ha pasado por una historia reciente de persecución y martirio.
«Son decenas los sacerdotes, religiosos y religiosas que han entregado su vida por su fe o por ejercer su ministerio; son centenares los laicos que han arriesgado y ofrecido su vida por ser apóstoles o simplemente por ser cristianos», recordó.
La memoria de tantos testigos de la fe «nos motiva en el trabajo pastoral y nos fortalece para estar siempre alegres en el Señor», aseguró monseñor Quezada.
Se puede consultar el texto íntegro de la convocatoria en la página web del Congreso Americano Misionero (CAM2 – COMLA7).
