Inaugurada estatua de Don Bosco en «el fin del mundo»

«Una luz de esperanza en la noche», dice el rector mayor salesiano

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

USHUAIA, domingo, 2 diciembre 2007 (ZENIT.org).- «La estatua es estupenda, y la iluminación que le han puesto la llena de luz y de esplendor y esperanza en la noche», comentó el rector mayor de los Salesianos, don Pascual Chávez, al ver imágenes de la representación de san Juan Bosco, inaugurada en lo que en su tiempo se llamaba «el fin del mundo», la Patagonia, la que muy pronto envió a sus misioneros.

El párroco de la Merced de Ushuaia, Argentina, lo ha comunicado a Zenit, haciéndose eco de un mensaje del superior general, de fecha 18 de noviembre, en el que indica que la plaza en que está enclavada la imagen «será como el homenaje del pueblo a Don Bosco, a su carisma y a la tarea misionera realizada por sus hijos que se han dedicado con generosidad a hacer realidad el sueño del padre» en «la ciudad más austral del mundo».

El sucesor de Don Bosco recuerda el ejemplo del joven mapuche beato Ceferino Namuncurá: «Hace una semana nos encontrábamos en Chimpay celebrando precisamente uno de esos frutos extremamente preciosos de la educación y evangelización salesiana».

Y recuerda que esta iniciativa es un homenaje «a la hermosa realización de lo que significan Don Bosco y su carisma, como un don de Dios para los jóvenes, especialmente los más pobres y abandonados».

«Es una expresión más de la presencia salesiana en la Patagonia y una forma de reafirmar la validez del Sistema Preventivo en la formación de personalidades santas como la de Ceferino Namuncurá», añade.

La obra tiene una altura de dos metros y se colocó sobre un cilindro de un metro de altura y tres metros de diámetro, de hormigón armado, «revestido con piedras lajas del lugar que quieren expresar la presencia de la cadena montañosa sobre cuyas faldas reposa la ciudad más austral del mundo: Ushuaia», explica su autor, José Ellero, salesiano.

La base sobre la que se apoya el pedestal y la escultura es de siete metros por siete metros y en sus vértices se indican los cuatro puntos cardinales. «Don Bosco está en el sur y mira hacia el norte», añade el escultor.

«Los rostros de las figuras están sólo sugeridos, para que cada uno pueda verse retratado en ellos»; «en función de un ritmo ondulante, musical como lo son las ondas marinas de la bahía y del Canal Beagle frente al que se ubica el monumento».

«Los espacios vacíos (agujeros) juegan un papel preponderante en la lectura de la imagen invitando a una mirada interior, más profunda, y más interesada en penetrar en el interior de las personas que en permanecer en la superficialidad de las apariencias», indica Ellero.

El conjunto escultórico está en una plaza que lleva el nombre de la imagen «Don Bosco»,  por lo que jugando la luz del sol, «las sombras producen un movimiento ininterrupido y variado para momento y día del año vacíos sobre las masas llenas, convexas produciendo concavidades y vacíos, mientras que la luz va iluminando los objetos que se pueden ver precisamente a través de los agujeros que entonces se llenan de formas…».

«Todo este proceso dinámico puede observarse contemplando por unos minutos la obra o visitándola en momentos diferentes del día y del año, haciendo de esta lectura una recreación sin fin en una búsqueda de infinitud hacia el interior, que me permito llamar búsqueda de una cuarta dimensión», explica Ellero.

Finalmente «la actitud de mutuo acercamiento de Don Bosco y de los jóvenes quiere ser el  mensaje que se transmite a cada espectador, sea residente de la ciudad o turista ya que se ubica en el epicentro del circuito turístico, frente al templo histórico de los misioneros salesianos, y otras obras de singular interés en el espacio comprendido por la doble avenida costera Maipú», concluye el escultor.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación