India: comenzó la gran batalla por la libertad de movimientos de las mujeres

Las violaciones en grupo son una manifestación de la pérdida de poder de control tradicional

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Mientras se suceden los episodios de violaciones en grupo, en mujeres que viajan solas, en India, en la que parece que algo está cambiando, y las mujeres, sobre todo jóvenes, están perdiendo el miedo, los obispos del país asiático reafirman “la sacralidad de la vida y la necesidad de un esfuerzo en el campo de la educación, para combatir esta práctica que degrada la dignidad de la mujer”. Las violaciones en grupo son una manifestación de la pérdida de poder de control tradicional.

La policía india arrestó a seis individuos acusados de la violación múltiple de una mujer en el norte del país a manos de siete hombres, entre ellos el conductor del autobús en el que viajaba, informó una fuente oficial.

La última detención se produjo anoche y se une a las de las cinco personas arrestadas pocas horas después del incidente, ocurrido la noche del viernes, cuando la víctima volvía en autobús nocturno de una visita a casa de sus padres en el Punjab. Es una mujer de 29 años, violada por seis hombres en Amristar. Un responsable policial del distrito de Gurdaspur, Janjit Singh afirmó que están cerca de detener también al séptimo acusado de la violación, informa hoy el diario ABC de Madrid.

En una entrevista con la agencia vaticana Fides, el padre Dominic D’Abreo, portavoz de la Conferencia Episcopal de la India, expresaba el punto de vista oficial de la Iglesia en aquél país: “Después de otro caso de violación en Punjab, estamos muy entristecidos. Todos somos hijos de Dios, y este tipo de episodios no deberían ocurrir porque toda persona es digna de respeto”.

“Todo el país, las instituciones, las comunidades religiosas, las organizaciones intermedias –subrayó- están trabajando y deben continuar sus esfuerzos para garantizar los derechos y la dignidad de toda persona. Se debe ahcer un seguimiento del fenómeno de las violaciones, y el país se está dando cuenta y realizando esfuerzos en este sentido”.

La Iglesia en este campo está dando su aportación: “Siempre hemos defendido y defenderemos la dignidad de la mujer, el respeto y el carácter sagrado de la vida humana. El reto de hoy es la educación que se debe impartir a niños y jóvenes centrándose en el respeto a la vida de todo ser humano. En este ámbito, la fe cristiana sitúa el respeto a la vida en el vértice de los valores humanos. Siempre estaremos del lado de los que están privados de su dignidad, de los marginados o maltratados en la sociedad”.

“La Iglesia en India –explica a Fides el portavoz de los obispos- habla a favor de los oprimidos y anima a todos a redoblar los esfuerzos para combatir el fenómeno de la violación y construir una sociedad mejor. En este sentido, la ‘jornada de la justicia por la igualdad de género’, que se llevará a cabo el 27 de enero en Mumbai [Bombay], será una señal para todo el país. Será un momento muy importante para ofrecer una luz a la nación y animar a todos a seguirla”.

En el debate sobre una nueva ley que castigue la violación, concluye el padre D’Abreo, “no pedimos la pena de muerte, porque creemos que la vida es siempre sagrada. En su lugar, pedimos que cualquier persona que cometa un delito tan atroz como la violación sea castigado severamente, para mostrar así a toda la sociedad, la gravedad del delito, y que se pongan en marcha una serie de políticas serias de prevención”.

Las mujeres se organizan para exigir cambios

Mientras se producen estos episodios, que parecerían programados por grupos extremistas partidarios del papel tradicional de las mujeres, estas se organizan y protestan en distintas ciudades de India, porque viven con el temor constante de sufrir episodios similares.

El primer ataque, ocurrido el 16 de diciembre, desató una ola de protestas masivas y violentas en Nueva Delhi, en las que mujeres y hasta escolares desafiaron a los palos de la policía, a las cisternas lanza-agua y hasta a los gases lacrimógenos.

Muchas manifestantes –informa la agencia internacional Inter Press Services (IPS)- aseguraron tener miedo a sufrir agresiones sexuales cada vez que se aventuran fuera de sus hogares. Defensoras de los derechos de las mujeres sostienen que India carece de un sistema adecuado para disuadir a los agresores. 

Con 1.200 millones de habitantes, en un país donde las estadísticas oficiales indican que cada 28 minutos es violada una mujer, en alguna parte del territorio, las organizaciones femeninas sostienen que las actuaciones de las fuerzas de seguridad y judiciales son pésimas.

«El país no tiene infraestructura para proteger a las mujeres o castigar a los agresores con investigaciones y juicios ágiles», dijo a esta agencia Sukanya Gupta, coordinadora de Swayam, una organización defensora de los derechos femeninos con sede en Kolkata [Calcuta]. 

Las mujeres se sienten inseguras en las grandes ciudades, mientras que en las zonas rurales proliferan las violaciones, y la propia víctima es culpabilizada y suele ser blanco de las actuaciones judiciales. 

El resultado de una encuesta realizada en diciembre por las Cámaras Asociadas de Comercio e Industria de India (Assocham) señala que el 92% de las trabajadoras consultadas dijeron sentirse inseguras, en especial durante la noche, en las grandes ciudades del país. 

Nueva Delhi encabeza la lista: el 92% de las entrevistadas dijeron sentirse inseguras; seguida de Bangalore con el 85%, y Kolkata con el 82%. 

Las consultadas eran de Nueva Delhi, Mumbai, Kolkata, Bangalore, Hyderabad, Ahmedabad, Pune y Dehradun. Todas respondieron que creen que el problema de la inseguridad que sufren es el más importante que debe afrontar India.

Assocham señaló que se necesita un sistema GPS altamente efectivo para localizar a mujeres que viven momentos de angustia en un medio de transporte público. También indicó que las empresas deben ofrecer a sus trabajadores, en especial a las mujeres, pequeños dispositivos de seguridad para evitar ataques. Otros especialistas recomiendan que la policía verifique la identidad de los conductores de taxis.

Organizaciones femeninas de Calcuta dijeron estar hartas de este «sistema insensible». «Cerca de Calcuta, la localidad de Barasat se dió a conocer por las periódicas agresiones contra mujeres, y todavía no hay ninguna presencia policial para ayudar a que las muchachas lleguen seguras a su casa», según Gupta. «Hay una total falta de acción y eso alienta a los hombres a ser agresivos con las mujeres», añadió. 

Según estadísticas de 2011 de la Oficina Nacional de Registro de Delitos, Bengala Occidental registró el 12,7% del total de delitos contra las mujeres, unos 29.133 casos, de los 228.650 denunciados en todo el país. 

Lagunas legales y en la justicia

Según Ranjana Kumari, directora del Centro de Investigación Social de Nueva Delhi, India necesita revisar de inmediato sus leyes y la propia definición de violación. «Desde hace siete años está pendiente una enmienda a la ley. Los agregados fueron preparados después de muchas consultas, pero el gobierno no se toma en serio la aprobación parlamentaria», dijo a IPS.

«Nuestra legislación no define de forma adecuada qué es violación. Solo habla de la penetración del pene. También deben ser más severos los castigos, y la asistencia económica a la víctima no debería llamarse ‘compensación’», añadió.

«También estamos en contra de toda reconciliación entre el violador y su víctima. Algunas estimaciones dan cuenta de unos cien mil casos de violación en varios tribunales. Nosotros registramos cuarenta mil. Pero independientemente de las cifras, es necesario apurar los casos en tribunales especiales», indicó Kumari. 

Un grupo de estudiantes de Calcuta, que reunió a seis mil personas en una manifestación tras el episodio de Nueva Delhi, dijo que seguirá reclamando un cambio en el sistema y en las leyes del país. Altamash
Hamid, de 21 años, que encabezó la marcha, dijo: «Queremos mantener el movimiento y pedir al presidente de India que cambie la legislación sobre violación, inculcar en la gente el miedo al derecho, y ofrecer más seguridad en las calles»

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Nieves San Martín

Ciudad Real, España. Diplomada en Estudios Avanzados (Universidad de Almería); máster en Sistemas y Tecnologías de la Comunicación en las Organizaciones (Universidad de Ferrara, Italia, 2006); licenciada en Ciencias de la Información, rama periodismo (Universidad Complutense de Madrid, España, 1982); licenciada en Ciencias de la Educación, mención Física y Matemática (Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Venezuela, 1971) 2º premio Inserso 1985 por el conjunto de artículos publicados en el diario YA bajo el título "Urge quitar barreras a los minusválidos"; Medalla y diploma de Cruz Roja de Madrid 1986 por "la extraordinaria colaboración prestada a la organización de los actos de la Semana de la Cruz Roja en Madrid"; Accesit de UNICEF 1989 por el artículo "La convención sobre los derechos del niño prohíbe ejecutar a menores de 18 años", publicado el 8 de septiembre de 1989, en el diario YA; Diploma por la colaboración prestada, y nombramiento de "socia protectora" de la Asociación Madrileña de Ayuda al Minusválido (Madrid, 1984). Trabajó en Roma como traductora para el Vatican Information Service (1997). Consejera técnica de la ministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández, en el Gobierno de Felipe González, y redactora jefe del Gabinete de Comunicación de la Ministra, 1991-1993. Redactora de temas sociales y luego jefa de la Sección de Asuntos Sociales y Religión, en el diario YA de Madrid, entre 1982-1990 y 1993-1996. Redactora y coordinadora de la Sección de América Latina de la revista Vida Nueva, 1982-1983 y colaboradora y coordinadora de la sección de América Latina en la misma publicación, 1983-1987. Redactora de temas políticos y sociales de la revista Crítica, 1977-1982. Entre 1971 y 1976, profesora de Física y Matemática en Enseñanza Media, en las ciudades venezolanas de Caracas, Valencia, y Mérida. Publicaciones: Matilde Huici, la tercera mujer, Narcea SA de Ediciones, Madrid 2009; Victoria Díez, una vida entre dos fuegos, editorial Sekotia, Madrid 2011.

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