Indonesia: La filosofía, medio para combatir el fundamentalismo islámico

Declaraciones de un profesor de la Universidad Católica de Yakarta

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KÖNIGSTEIN, jueves, 25 octubre 2007 (ZENIT.org).- La filosofía puede ser «un medio para combatir el fundamentalismo islámico», sugiere el catedrático Franz Magnis-Suseno SJ, profesor de Filosofía en la Universidad Católica de Yakarta.

 

El sacerdote alemán lleva más de 40 años viviendo en Indonesia y considera vital incluir a los musulmanes en el debate filosófico, pues así pueden «ver el Islam desde un punto de vista diferente».

«Necesitamos a gente con espíritu crítico y amplitud de miras; en pocas palabras, ¡necesitamos filósofos!», recalcó en declaraciones a la asociación católica internacional «Ayuda a la Iglesia Necesitada» (AIN), cuando visitó su secretariado internacional en Königstein.

Según el religioso, todo es cuestión de «tener el valor de aprender a pensar».
El profesor apunta que está demostrado que muchos musulmanes que cursan Filosofía y otros estudios de Humanidades tienden a tener un horizonte más amplio, mientras que aquellos que tienden al fundamentalismo suelen haber estudiado Ciencias Naturales.

Según el académico, estas personas suelen desarrollar un complejo de inferioridad porque perciben «una superioridad absoluta en el mundo occidental», especialmente en el caso de musulmanes que han estudiado en el extranjero.

El padre Magnis-Suseno deplora el hecho de que en las universidades occidentales haya una fuerte tendencia a recortar fondos en estudios de Humanidades, y advierte de que esto podría contribuir a un fortalecimiento del fundamentalismo islámico.

Siguiendo al jesuita, muchos musulmanes indonesios están dominados por el miedo a que los cristianos sean más fuertes.

Las escuelas cristianas suelen ser mejores, y tradicionalmente, los cristianos indonesios suelen ser más cultos, dijo, precisando que, entretanto, los musulmanes «se han puesto al día intelectualmente». El sacerdote se alegra de ello, pues así son más accesibles al diálogo.

En Indonesia, las universidades islámicas imparten un Islam relativamente abierto, mientras que los fundamentalistas tienden más bien a proceder de universidades públicas. Mientras, las universidades islámicas han incluido en sus programas asignaturas tales como Hermenéutica y Teología, que son asignaturas bastante influenciadas por el pensamiento occidental.

El padre Magnis-Suseno señala que se están buscando nuevas formas de interpretar correctamente el Corán, pero también advierte de que muchos fundamentalistas ven en ello un «truco de los cristianos» para vencer al Islam.

Según aclara, por lo general las relaciones entre cristianos y musulmanes han mejorado considerablemente en Indonesia.

«Si trabajamos juntos, podemos resolver todos los problemas del país», precisó, añadiendo que dicha colaboración no debería limitarse a cuestiones puramente religiosas, sino también beneficiar a la sociedad, por ejemplo, en la lucha contra la corrupción y el establecimiento de un Estado de Derecho y un orden económico justo.

El profesor indicó que la pobreza está aún muy extendida: más de 130 millones de sus habitantes viven con menos de dos dólares diarios en el país.

Asimismo, recalcó la importancia de alcanzar un compromiso conjunto en relación con los derechos humanos, pues los militares siguen actuando a su arbitrio en el territorio.

Al respecto mencionó que cristianos y musulmanes deben cooperar para garantizar «que la violencia ya no sea permitida en la sociedad, para que valores como la tolerancia y el pluralismo puedan establecerse en ella.

Reconoció también que todavía se registran ataques ocasionales contra las iglesias. No obstante, considera esencial buscar sin pausa el diálogo. En este sentido, opina que son igualmente importantes los contactos a nivel personal. Por ejemplo, los sacerdotes deberían intentar mantener un contacto con los líderes musulmanes o «sencillamente, llamar a la puerta de sus vecinos musulmanes, presentarse y desearles lo mejor».

En su opinión, este tipo de acercamientos «nunca son malinterpretados»; en el 75% de los casos contribuyen a mejorar las relaciones.

De hecho, de acuerdo con el sacerdote, muchos musulmanes nunca han conocido a un sacerdote, así que estos contactos suponen «un proceso de aprendizaje» para ambas partes.

En opinión del padre Magnis-Suseno, «si ambas partes se consideran víctimas, resulta imposible alcanzar la paz». En su lugar, hay que afrontar con esperanza el trato mutuo.

Recordó igualmente que en una ocasión un musulmán le contó que «el arma secreta de los cristianos es el amor», y que esto era lo que la Iglesia debía demostrarle a la gente.

Indonesia es el mayor país musulmán del mundo: el 90% de sus 245 millones de habitantes pertenece a tal credo.

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ZENIT Staff

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